Creative Commons 3.0 RSS CSS 2.1 XHTML 1.0
Login  
Registro
Harto de ser lo que se espera, harto de hilar para sentirme inteligente... 
Escrito por Yosi_ el sábado, 5 de mayo de 2007

Al hilo de los sucesos del barrio de Malasaña, en Madrid, es inevitable plantearse lo triste de la situación actual.




Por un lado jóvenes que solo emplean la fuerza de la unión para defender cosas tan banales e intereses tan puramente individualistas como el derecho a salir de fiesta, beber y olvidarse de todo lo demás. En una época en la que sobran las causas para luchar tanto como en cualquier otra (o quizá mas que en muchas), parece ser que casi todas quedan al margen como carencias secundarias comparadas con el derecho legítimo a hacer botellón. Y conste que no por ello estoy negando este último, solamente creo que el poder de las masas debería fluir hacia lugares mas útiles, y supongo que no soy el único que se da cuenta de ello.



Paradójicamente vemos como en este caso el sistema lucha contra una actividad de la que en el fondo se aprovecha, y como la sociedad responde reclamando su opio, luchando para defender lo que acaba con toda lucha. Claro que al menos en el caso del estado esto es puramente cosmético. las elecciones están ahí y alguien debe hacer algo para ganar votos. De estas acciones sin duda saldrán argumentos de campaña contra la droga, para proteger a la juventud y otras muchas falacias oportunamente ideadas para manipular a las masas. No es así, es falso, solo se trata de maquillar una situación que, al menos hasta dentro de un mes, resulta muy molesta de cara a las urnas. Y para demostrar al personal que efectivamente se esta haciendo algo no hay nada mejor que llenar un barrio entero de luces azules centelleantes y poblar una zona previsiblemente sensible de señores de uniforme armados y, para que negarlo, altamente influenciados por las sustancias quimicas ingeridas.



Y así acaba todo, el barrio estalla en una guerrilla entre personas drogadas hasta las orejas, donde un bando esta compuesto de unos pocos descerebrados con ganas de bulla, gente de fiesta con todo el derecho a estarlo, y gente que pasaba por alli. En el otro la composición viene siendo parecida, salvo que nadie "pasa por allí" de uniforme y que todos van armados y sabiendo que en su caso, una descarga excesiva de adrenalina sobre la cabeza de un adolescente va a ser perfectamente asumida por el comprensivo juez de turno. Y como en cualquier enfrentamiento esta claro que ambas partes cometen actos totalmente reprochables, pero tambien es bastante obvio que quien decide declarar un estado policial en un contexto tan concreto como ese sabe perfectamente las consecuencias de antemano, y quien actúa conociendo dichas consecuencias es totalmente responsable de ellas.



Y en este punto ya no vale hablar de los grupos de camorristas que andan por las calles de cualquier lugar del mundo armando bulla y molestando a los demás. Eso no es excusa, porque supuestamente la labor de la policía es proteger al colectivo de esos individuos, no liarse a ostias con todos al grito de "vivaspaña!" para después poner una buena fachada ante la opinión pública y evadir responsabilidades.
Ver Comentarios (21) Temas relacionados: Política 

Escrito por Yosi_ el viernes, 27 de abril de 2007



Era muy tarde, probablemente ya habrían llegado. Se miro otra vez al espejo, tras una rápida comprobación apagó la luz, y rutinariamente se dirigió hacia el ventanal de la sala para echar un ultimo vistazo antes de salir a la calle. Tuvo una extraña sensación de vacío, como si alguien hubiese sacado de su cabeza todo lo que hacia unos minutos estaba ahí, y no supo si tomárselo como algo bueno o malo... distinto, eso si.



Martín era un hombre de mediana edad, sin ningún rasgo significativo que pudiera distinguirlo del grupo de gente que cada día caminaba a su lado por cualquier acera. Quizás algo menos corpulento que la media, lo cual no contribuía en absoluto a mejorar la impresión general. La expresión de su cara, pálida y más envejecida de lo que a su edad podría esperarse, recordaba a un intelectual de cine de serie B; demasiado cansado y desgastado como para mostrar algo mas allá del escepticismo en los mejores momentos o la amargura en los más difíciles.



En la calle llovía, una típica noche de finales de diciembre en la que las luces de los escaparates y el bullicio de las familias que matan las vacaciones a golpe de talonario contrastaban con la apatía del clima invernal. Los pensamientos que cada noche fluían desordenados parecían estar en huelga, y Martín caminaba maquinalmente hacia el bar donde cada noche se reunía con su grupo de contertulios, o tal vez amigos, dependiendo del uso que se quiera hacer de la palabra. Al entrar los vio en la mesa junto al cristal opaco de la ventana, formando un círculo que una vez más supo cerrado de antemano, como si nadie esperase su presencia.



Dirigiendo la mirada hacia el fondo vio una vez mas a Chema, solo como siempre frente a su botella de vino, con un vaso mediado frente a él y otro vacío a su lado, por si alguien quisiera compartir un sorbo de su locura, como él mismo solía decir. Siempre fue el tipo de persona que Martín odiaba y a la vez necesitaba. Al verlo noche tras noche sentía un profundo desprecio hacía ese alcohólico impenitente que a nadie importaba, tirado sobre su silla como un elemento de ambientación del local; pero al mismo tiempo experimentaba un gran alivio al sentir el contraste consigo mismo, por poder sentarse en el grupo de los triunfadores, los que aún sabían sonreir, ser socialmente oportunos y correctos cuando era necesario; suficientemente locuaces para cautivar a la audiencia en los momentos más distendidos. Sí, realmente sentarse de espaldas a Jesús le reafirmaba en la idea de que aquello pertenecía a otro mundo muy lejano al suyo. En el fondo sabía perfectamente que esa necesidad cruel respondía a su propia realidad, debatiéndose cada día en el límite entre lo desagradable y lo insoportable, entre la soledad silenciosa de su habitación y la ruidosa de aquel local, donde aún en sentido figurado se hacía más insufrible todavía.




Acercando una silla al círculo común lanzó al aire un saludo que se perdió en el rumor de las voces de los miembros de la tertulia. Sin saber muy bien como seguir la conversación, se sumió en sí mismo, dándose cuenta de que al respirar el ambiente y ver las conocidas caras habían vuelto las sensaciones de siempre. El vacío había vuelto a llenarse de una profunda tristeza, y en ese instante supo que tenía que escapar. Sintió la necesidad de salir a la calle, de caminar solo por las calles oscuras lejos de la hipocresía de aquella mesa, lejos de las conversaciones animadas de la gente, y de los gritos artificiales de los niños saturados de ilusiones prefabricadas. Ya estaba incorporándose de su asiento cuando oyó a Chema dar un puñetazo en la mesa para increpar a la clientela en uno de esos arranques de mal carácter que en los últimos tiempos iban a más. Cayó sin fuerzas en su silla al contemplar al viejo borracho que podría ser cualquiera, renovando una vez más su contrato tácito de necesidad con aquel colectivo de caras sin emociones ni identidad que le hacía ser un individuo integrado.



Aguantó estoicamente hasta el final de la velada interviniendo con tímidos comentarios, llamadas de atención que nadie pareció oir, o al menos nadie quiso tomar en cuenta. De camino a casa volvió a sentirse extraño, ligero, sin cargas ni responsabilidades, sin nada. Empezaba a comprender, pero se negaba a asumir lo que estaba pasando. Aun ahora no quería aceptar que las cosas no pudieran ser mejores, y que de aquella solución al resto no había tanta diferencia. En realidad ni siquiera era solución a nada, claro está, era solo el último parche en la interminable lista de remiendos que formaba toda su vida, aunque esta vez ni siquiera había podido elegir. Abrió la puerta con una llave que se resistía a entrar en la cerradura. Sabía que era el momento de afrontar, ya no había vuelta atrás. Avanzó por el pasillo y al encender la luz del baño se quedo mirando fijamente a la bañera. Se vio allí, solo, sumergido en agua tibia teñida de su propia sangre. Y entonces lo entendió, mientras se desvanecía supo que, inadvertido por todo cuanto le había rodeado, hacía varias horas que su cadáver se enfriaba en un piso de cualquier barrio gris, en cualquier ciudad del mundo.
Ver Comentarios (53) Temas relacionados: Literatura 

Escrito por Yosi_ el viernes, 20 de abril de 2007

Vayan por delante las excusas por la simplificación, pero es que uno se acostumbra. Estar toda la vida oyendo como absolutamente todo se divide en dos bandos, ya sea en cuestiones ideológicas, territoriales, deportivas o incluso informáticas, acaba por crear cierta tendencia a seguir el mismo método de análisis, que además simplifica la cuestión una barbaridad.




En este caso el tema trata de la notable diferencia que se observa entre la cruda realidad cotidiana y la que los medios se empeñan en mostrar. Y cuando hablo de los medios me refiero a television, radio, prensa... porque es igual, por todas partes se extiende ese difuso velo que al parecer no permite ver mas allá de las propias narices.



Se puede empezar hablando de los casos mas flagrantes, como las tipicas series de enredos variados (desde la extinta "Al salir de clase" hasta los vigentes Serranos) donde lo más habitual es que los chavales del instituto tengan un coche deportivo y un par de pisos francos para montarse sus fiestas, o donde estar arruinado significa no ir muy holgado a la hora de mantener un chalet de 400 metros cuadrados y alimentar a una familia de 10 miembros (sin contar amigos habituales de la casa). Pero bueno, al fin y al cabo son series de ficción, puede ser hasta cierto punto comprensible que distorsionen en mayor o menor medida.



Lo que ya se sale del tiesto son las tertulias televisivas o radiofónicas donde los participantes comparten, comentan y sugieren diversas cuestiones relacionadas con la vida laboral o el tiempo de ocio con la mayor naturalidad del mundo. Es realmente escalofriante oir a un señor muy entendido en gastronomía comentar las delicias de un nuevo restaurante, cuyo ambiente resulta perfecto para una comida en familia. Después de relatar los diversos platos exquisitos de los que el local dispone y el excelente trato que el personal de servicio proporciona, la conclusión consiste en animar a todo el mundo a visitar el lugar en cuestión añadiendo finalmente que la broma viene saliendo a 100€ por cabeza.



Se puede pensar que bueno, al fin y al cabo un día es un día y puede haber un cierto porcentaje poblacional que se pueda permitir ese lujo. Pues la cosa no queda ahí, porque después toca hablar de las vacaciones. Resulta que el corresponsal Pepe Perez se encuentra en una ciudad hermosísima donde la magia de las calles te envuelve y la culminación del hechizo consiste en cenar en tal sitio, irse de copas por tal zona y finalmente alojarse en el extraordinario hotel "Juan Carlos XV". Y resulta que ahí la tonteria asciende a 5 o 6 meses de hipoteca.



Todo esto se comenta con una ligereza que asusta, y digo yo que a todos estos magníficos comunicadores no les habrá dado por contemplar el rostro lívido de gran parte de su audiencia, entre el mosqueo y la indignación, cada vez que sacan a colación algún tema por el estilo. En el fondo es normal desde el momento en que el hecho de ocupar ciertos puestos de cara al público implica recibir un salario que automáticamente te aleja del suelo y te trasporta a la otra dimensión a la que todo el mundo tan rápidamente se acostumbra. Y el problema al fin y al cabo no es la inutilidad de unos discursos tan surrealistas, el verdadero daño viene cuando a fuerza de oir una y otra vez la misma historia, una visión de la vida desde un punto de vista burgués y artificial, acabamos acostumbrándonos a ella, dando por hecho que esa es la auténtica imagen de la vida cotidiana y convenciéndonos de que efectivamente "España va bien", muchas veces incluso pasando por alto la propia realidad personal y sosteniendo un falso nivel de vida sustentado a base de créditos, préstamos o hipotecas. Provocando que al final todos terminemos siendo deudores vitalicios de la entidad bancaria de turno, viviendo una vida que realmente pertenece a una junta de accionistas formada por un grupo de respetables señores de avanzada edad que hacen cálculos metódicos y eficientes acerca de tus sueños, esperanzas y ambiciones. Y ante todo, lo peor es darse cuenta de todo eso cuando ya es demasiado tarde.
Ver Comentarios (28) Temas relacionados: Política 

Escrito por Yosi_ el martes, 17 de abril de 2007

Es curioso esto del Plan de Bolonia. Basta echar un vistazo en google para ver que todo el mundo tiene un marcado afan de informar acerca de las características del mismo salvo el gobierno, que parece perdido entre tímidas murmuraciones afirmando y retractándose de los más diversos despropósitos.



La verdad es que la primera vez que oí algo sobre el tema pensé que sería imposible empeorar la universidad en el

punto que nos encontramos. Siempre hay salvedades, claro está, un puñado de gente que trata de hacerlo bien y se deja la piel en el intento. Pero en este caso me refiero al resto, a esa mayoría absoluta apoltronada en su jerarquía inamovible que antes ni siquiera asistía a clase y que ahora, siguiendo las nuevas tendencias, imparte unas pocas horas a la semana de insufrible tedio antipedagógico. Lo jodido es que esas mismas tendencias obligan al alumno a estar presente ante semejante despropósito erradicando cualquier huella de motivación que se pudiera traer de casa. Digo yo que en las próximas reformas se podría reivindicar la contratación de profesores con nociones líricas, para que al menos la lectura literal del libro de turno resulte dulce y cadenciosa.




El sistema actual asiente y consiente, pero eso sí, manteniendo ese prestigio que se alimenta de la propia inutilidad de los profesores, el que asciende en la medida que baja el número de aprobados en cualquier disciplina. Porque la fama y la calidad de un docente universitario de cara a la galería depende de las conferencias que imparta, de los libros que escriba y de la cantidad de gente que sea capaz de suspender en una sola convocatoria. Eso implica un nivelazo y mola una barbaridad, nadie se plantea que acaso la culpa pueda ser del señor catedrático, faltaría más.



De todas formas lo malo del nuevo Plan viene con las empresas, eso si que nos ha quedado claro. Se introduce en la universidad, en una institución tan ejemplar, dios nos libre. Pero bien mirado es lógico, si los universitarios ya no tienen huevos de entrar en las empresas es normal que sea la propia empresa la que se meta en la universidad. Además esas clases de lectura poética podrían hacer las delicias de muchos ejecutivos que buscan incesantemente nuevas y extravagantes formas de relajarse.



Esta claro que algo tiene que cambiar porque la universidad se devalua cada día más, asi que o bien arrebatamos de las garras de la empresa privada el control de la sociedad y asumimos el mando para tratar de llegar a buen puerto, o de perdidos al río, que entren hasta la cocina para ver si nos dan por saco cuanto antes y otra cosa hecha. Lo que no se puede aguantar es esta incertidumbre, a ver si firman y sellan de una vez el Plan en cuestión. No se de que tienen miedo, al fin y al cabo el tema no tiene nada que ver con el terrorismo, que es lo único que preocupa a esta sociedad. En lo tocante a lo demás estamos sobradamente acostumbrados a tragar todo lo que venga. Que puede pasar? Unas cuantas huelgas en secundaria? Pobres, ya es hora, que con esta etapa de gobierno "de izquierdas" que nos ha tocado cumplen las horas lectivas a rajatabla.
Ver Comentarios (49) Temas relacionados: Política 

Escrito por Yosi_ el domingo, 15 de abril de 2007



Pues aquí estamos. Despues de mucho tiempo de masticarlo y otro tanto de construirlo desde los cimientos al fin se ha concluido, precisamente cuando el camino no ha hecho más que empezar.




Sobran ganas para creer que todo esto llegará a ser algo más que una comunidad de blogs casi totalmente desiertos, que es donde me encuentro mientras escribo estas líneas, y hay esperanzas de que no sólo se llene de contenidos, sino de que ademas de vez en cuando alguien decida perder por aquí un poco de su tiempo.



Probablemente como de costumbre nada acabe siendo como queremos o como nos imaginamos en esas noches con dos cervezas de más en las que todo parece posible, pero aún superando mis más amplias miras de pesimismo, que pueden llegar a ser realmente insondables, ya ha merecido la pena. Por todo lo aprendido y por tener la suerte de llevar a cabo un proyecto motivado y acompañado por buenos amigos, que es más de lo que mucha gente puede atribuirse.



Como dijo una vez un señor bajito, "Es peligroso cruzar tu puerta, pones tu pie en el camino y si no cuidas tus pasos, nunca sabes a donde te pueden llevar...". Pues sea, que nos lleven, asumimos el riesgo de antemano.

Ir a página 1 2 3 ... 6 7 8