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Rexistru
El sótanu del paraísu... 
Escrito por Sumiciu el sábadu, 17 payares de 2007

Non, nun quiero sentir ruxir per ende expendedores de fe eterno. Yá toi fartucu de glayíos y sensaciones que duren tan solo esi segundu; de ver, oyer y sentir la tormenta más cerca...pa nun escarmentar hasta que cai sobre la nuestra cabeza.




Hasta los coyones. De vivir ente hestories que falen siempre de tiempos meyores allugaos mañana o ayeri, pero poques soluciones que escalezan el presente. Yo, muertu frío, en medio esti ermu ensin verdaes absolutes nin pies nel suelu, pierdo la noción de toles coses mientres veo'l mundiu correr nos mios alredores. Yo, otra vuelta, primer culpable de llanzar la piedra.



Falar nun val de nada, si naide nun escucha si a naide-y da la gana...si depende min lo que charro, meyor dir entamando que dicir como lo fago...



Mil, dos mil, tres mil...gargüelos inútiles acorripaos ente un ensame d'abeyes reines y zánganos...y l'hestoria con visu continuar.



Y ello nun yera xusto, sabiéslo, sabienmoslo toos; y asina, que por muncha espina que tenga por ello, nun tien meester siguilo, pa lo fondero'l furacu...ellí n'onde acaba too...ellí n'onde mos toparemos.

Escrito por Sumiciu el miércoles, 31 ochobre de 2007

Hostia.


Noqueado, en el suelo, con lo justo en el aliento, las órbitas fuera de los ojos y esa leve necedad de "aquí no ha pasado nada".





Ironía, ¿destino?, satisfacción preconcebida de una simple hipocresía de si falta me lo quito (y me olvido). No será tan hondo el charco cuando hago pie a nado...y simulo que me ahogo. ¿Y me ahogo? En el fondo.



Otra vuelta, otro ciclo atravesado, rastro de sabiduría de ígneos dioses paganos. Casual que se coincida cuando las sombras han llegado. ¡y empieza tu año! ¡ y vuelve al pasado! girando como una peonza con el eje acobardado.



Hago recuento del último minuto mientras cuento los segundos que aún siguen a mi lado; mientras se esfuma todo rastro de heroismo que me hubiera acompañado; mientras muerdo con la rabia las hojas del calendario. Salga el sol por donde sea que la cuenta se ha reiniciado.



Y soy el mismo de siempre, mientras me concedo otra oportunidad...sin arrepentir nada que nada sea igual.






Semeya:http://www.flickr.com/photos/tillwe/362881104/

Escrito por Sumiciu el xueves, 11 ochobre de 2007

Las cartas, tiradas de cualquier forma sobre la mesa, mientras busco la mejor manera de esconderlas...dos vasos ahogados y sin velas y mis dedos perdidos entre seis cuerdas; se me escapa un susurro cada vez que el silencio me atormenta. Calma tras la tormenta, versos de parte de guerra.




Intento no pensar más de la cuenta, no vaya a ser que antes de empezar me acojone y me arrepienta. Al tiempo, que consciente de insconstante me culpo otra vez de ser y yo...¿qué cojones? me vuelvo a perder, porque sabes que así me encuentro bien...



Tras la pelea por ser cenicienta y mentirme a mi mismo !y tú que no escarmientas!, otro fuera, que creyera todo lo que te contaba mientras, furtivo, me besaba con la hierba. ¡Quieta ahí! que cuanto más lejos, mejor me encuentras...



Y una noche tranquila, pa hacer las cuentas que de repente me encuentro entre la marea. La música insinúa ideas perversas, pa encontrarte a tí (menos dormida) y yo caer en la cuenta (o el colchón)...no me importa acabar, es más, me alimenta: aliente concebido a golpe de espuela el beber de lo efímero mientras pueda.



Ahora veo correr la carretera, mientras choca contra la ventana mi cabeza. Entre cristales rotos, la sangre me lo recuerda; aunque sea jodido, aunque me joda la senda, me haré el sorprendido hasta que aprenda...que una palmadita y una puñalada, tienen el mismo tacto cuando son mal dadas. Y los besos son, a veces, mordiscos que te incitan a decir siempre lo mismo. Sabes que me jode repetir, todas esas escenas que encontrabamos en el cine en la sesión gamberra, pues me pesa el guión y así ando a tientas. Yo prefiero no querer y lanzarme a ciegas, a la vez que me pierdo entre palabras, para Noelia, (ella sabe que la Revolución está a la espera)...



Hasta que amanezca, me escondo tras mi barricada que los vacíos tienen menos eco cuando se cantan.

Escrito por Sumiciu el llunes, 24 setiembre de 2007

Fue una verdadera sorpresa comprobar que el disco no estaba rayado, que todo respondía a cuestiones de puntuación y el lapso se fundió con el tiempo en una tregua pactada para evitar males mayores.




La banda sonora hizo aún mayor mi alegría de contemplar mis manos mientras se desataban y pensaba de qué forma podría acariciar el vacío ahora que contaba con holgura suficente entre los dedos.



Las notas sonaban como taladros que perforaban hasta lo más profundo de mi memoria, aquellos lugares que nunca admito pero que hacen de fogón y ayudan a ver arder los papeles en las noches frías de ron y champagne. Del recuerdo, me volvían ovillos de palabras y renglones que contenían el sentido de dos en dos, no pude evitar comprobar que, como ayer, podría sumergirme en el bucle que dibujaban las pistas hasta perder el conocimiento de lo ajeno a mi cabeza durante horas.



Volvía a perder el tiempo en lo de siempre, y a regañadientes, admitía en íntima confesión que me encanta. Y aunque ahora tenga que dibujar a lápiz las líneas que quiera recorrer; aunque del recuerdo me surjan sonrisas y escaseen las ganas de volver atrás. Y aunque me autoinculpara de eterna inocencia, idealismo y ganas por encima de razón....y aunque me preocupase más de querer que de saber lo que quiero...arañando segundos a la piel del día que se escapa entre guiños...y aunque sea pa´ decirte que te quiero entre el humo de un peta de maria...auque sea pa´ cantarte tu cancion preferida a escondidas,a escondidas,a escondidas...todo.



Es el sabor, es el sabor del ritmo al compás del que escribía subido en las nubes, los versos que motivaron las palabras que empujaban la vela contra el viento...el sabor de la fuerza que me hacía escupir las entrañas en cada línea.



Hoy aquellas líneas suenan como el último sorbo de una pajita en una botella medio llena (que ya es estar vacía). Imagen triste si no fuera porque he aprendido a beber de lo efímero.



Ahora, de nuevo, gracias a nadie, ahora hay tiempo a los más mundano...a las ciencias inexactas, al componente esencial de la vida. Al lío, al camelo y al interés...ningún algoritmo de memorización sistemática dirigido al más profundo fracaso pedagógico, ninguna cuenta más que debe salir exacta antes de que se acabe este mes...




Ahora hay tiempo para volver a interiorizar el salitre y ver como sube la marea, flotar, nadar, hundirme y agarrarme a cualquier piedra áspera.



El tiempo de los párrafos que salen sin forzar y los conceptos que se persiguen y se mueven la cola. Bendito caos que tanto me pone.

Escrito por Sumiciu el vienres, 20 xunetu de 2007

Soñaban las noches que no nos contaron con manos traviesas atadas a un cordel. Y al despertar, todos dudábamos de la pesadilla, de adivinar certezas y dejarlo correr.



Se daba la cuerda de sí y la piel se fue acostumbrando, cogiendo su forma, perdiendo el tacto y con el tiempo las manos ni siquiera eran capaces de tener resto de sensibilidad. Por un momento parecía que allí no había nada, que no había pasado ni era real.




Sucede que, a veces sin causa oportuna, la llaga roza delicada el cordel y el eco en las entrañas escuece con fuerza mientras que el sueño amenaza con volver. Se abren los ojos, la luz ataca las pupilas y besas con fuerza e ímpetu el dolor a la vez que tu cara se queda fría, ausente de sangre, bañada únicamente por el sudor...



En medio de ningún sitio, ves las cartas marcadas y lo peor es que no es ninguna novedad. Tampoco era malo cuando no perdías, aunque sabías que tú día tardaba en llegar (y las barbas cansadas de tanto remojo...encogieron, y apenas recuerdan a ti)



Son momentos sin nada especial salvo que el vaso se llega a rebosar, miradas conscientes sumidas en rutina que se ven deslumbradas por la misma luna del alba...furtivo pensamiento, escupe hipocresía: ¿quién me lo llegara a contar?



Y están ahí, haciendo su jugada. Sonriendo todo el tiempo mientras simulas ser feliz, siguen aquí riendo a carcajadas mientras machaco las teclas que me obligan a reir...

Escrito por Sumiciu el llunes, 18 xunu de 2007

Los príncipes azules nun existen (a lo menos nos cuentos de verdá), los príncipes que hai visten prietos col blancu desacompasáu y una corona intanxible que cásique nun-yos para na cabeza. Visten per fuera tola guapura que saben que-yos falta per dientro, nun vienen a espertar princeses encantaes y faen esconxuros sobre papel oficial de lixa. Dacuando, faen como Pilatos y llaven les manes en sangre roxo (lo que sí que tienen bien azul ye la sangre).

Los dragones nun llancen fueu pela boca, nun son quien, tasquen el dentame al son de la sangre cocío y los güeyos ferviendo. Acarreen nel puñu alegoríes de la xusticia que manquen, lo xusto, pero manquen...a lo menos pa dexate secu l'alientu y cortate l'aliendu segundos que asemeyen hores. Nun son víctimes de nengún agüeyamientu sinon meros culpables del que-y pruyi arrancá-y les ales al páxaru. Ensin fame, con gula y más de siete pecaos capitales y/o circunstanciales.

Fatu envidiosu al que-y moslesta el velos esnalar por mor de la so impotencia manifiesta (deprimente) pa llevantar anque seya unos poquinos centímetros de la tierra. Presos, fundíos hasta les rodielles y ensin capacidá de movimientu, lluchen por caltener xunto a ellos a too'l que faiga por colar de pa con ellos.

Les princeses, si lo son de verdá, nun tienen reinu; rompen espeyos a puñetazos porque nun-yos fai falta entruga-yos quien ye la más guapa. Nun yos importa, basta-yos con echase a suañar y pintase de colores; restola-yos les coraes a los dragones y arramplar coles muries que topen enfrente. Présta-yos vistir de sorrises, que bastante mos amurniaron l'escena, pero delles de veces remanez de los sos güeyos una bestia vestida d'odiu, ganes y rabia.

Nun sorríen pa que les vean, sorríen pa espantalos.

Los naninos miden más de metru setenta y nun-yos presta un res cantar de la que acolumbren la bocamina, nun baillen cuando salen del furacu porque ellos y les princeses traen les manes cansaes de bregar cola negrura. Suañen davezu con que la cueva se torne palaciu, con desaniciar a los principes y quemas los dragones pa escalecer dafechu. Porque dientro, ente frío, llercia y humedá, ellos (xunto coles princeses) nagüen con salir y baillar tol añu alredor la foguera, pero'l solsticiu namás ye un día y tamos faltos de maxa pa facer la verbena.

Y los cuentos...los cuentos de vardá nin tienen principes, nin dragones (y apocayá nin siquiera cuélebres), nin nanos nin princeses. Tampoco tienen naide que los escriba porque son tan tristes que naide nun los quier oyer.

Por eso escribo cuentos de mentira con nanos y princeses, pa ver si un día los confundo y caigo nun d'esos de mentira, que al revés que los de verdá, acaben siempre bien.

Y ye que los buenos tamién lloren, tan fartucos de facer coses males.

Escrito por Sumiciu el llunes, 11 xunu de 2007

Sopla el aire caliente y en remolinos de esos que no van a ninguna parte. Mis labios se van agrietando, falta de agua, lluvia y ganas de apretar los dientes; busco explicaciones en las estaciones que no encuentro. En algún momento que no logro localizar en el tiempo, hay algo que echo en falta.



Evito, de cualquier forma, el llevarme las manos a la boca. Me hacen sentir peor, más sed...mis pies más lejanos. Me meten en un tiovivo y en un minuto todo se tambalea, necesito más tiempo del que tengo para encontrarme y, cuando vuelvo, ya es demasiado tarde. Sólo tengo oportunidad de mirar atrás y cuando me doy cuenta de lo que he ido perdiendo, se me vuelven a cristalizar las venas y con ello se me agrietan aún más los labios muertos de sed.



Me dan oportunidades para hablar, pero sin agua, no soy capaz de pronunciar palabra; tan solo puedo elegir entre lo que me ponen ante mis ojos. Soy incapaz de comunicarles con mis gritos, secos, roncos, apenas sin voz que de ninguna forma alguno de esos caminos lleguen al arrollo. Manos atadas, corazón en vilo mientras sigo atado a un tronco a orillas del arrollo en el que se bañan mis verdugos.




De vez en cuando se me va la cabeza al mismo sitio de siempre sueño que soy furtivo en el país de nunca jamás y tengo mil sitios para esconderme. Siempre sueño que soy libre de moverme, sumergirme libremente y calmar mi sed en cualquier remanso caliente de aguas frías. Y vuelvo a marearme cuando creo distinguir unos ojos en el fondo, los busco con los dedos hundiéndolos en el agua y así me paso horas.



Hasta que me despierto, y me doy cuenta de que simplemente soy un indio más al que le han robado su tierra, al que su reserva se le queda pequeña y le han quitado todo su significado a su idioma. Que sólo puede matar el tiempo soñando con indias bañándose desnudas en un arroyo que conoce de algo, pero no logra comprender de qué. Y que busca en sueños, porque le han robado su sitio en la tierra y sabe que se tambalea todo el fango sobre el que pisa...



Los indios ya no asaltan fuertes, ya no quieren ser los malos de película, ahora se dedican a buscar agua por el desierto mientras construyen con la arena castillos en el aire. No creen en princesas porque la arena les llega hasta las rodillas y cualquier rastro de agua significa el comienzo de unas movedizas. No hay oasis, sólo drogas más o menos convincentes y una figura conocida que se mueve entre las sombras.



Los indios ya no llevamos arco, nos defendemos a puñetazos y mordiscos. Por no tener, no tenemos ni tienda en la que escondernos sino es en sueños más allá de la tierra prohibida.



Y, no hay duda, si estamos presos es porque nos hemos dejado apresar, aunque hay sitios más cómodos que otros para caerse presos. Si me roban la tierra hago en tí una nueva y me enredo en tu bandera. Pero estamos presos....confinados en la reserva.

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