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Escrito por Cronos el miércoles, 19 de septiembre de 2007

Sí, señores. La palabra crea.



¿Qué significa esto? No me refiero a los pasajes bíblicos en los que se describe cómo dios creó el mundo en siete días con la fuerza de su palabra. Bueno, en realidad el concepto que quiero transmitir sí tiene que ver con esto, pero no en el sentido místico o mágico que en la Biblia tiene, sino en un sentido mucho más pragmático y más próximo a quien pueda leer este texto.

Todo el razonamiento humano, nuestra manera de acercarnos y enfocar la realidad, está apoyado inequívocamente en la palabra, en el contenido que le asignamos, en la carga semántica que le otorgamos. Para manejar conceptos abstractos, conceptos que no tienen un reflejo material directo (“libertad”, “justicia”, “paz”…etc. frente a “mesa”, “zapato”, “cuchillo”…etc.), necesitamos de la palabra que se refiera a ese concepto, o ni siquiera podríamos razonar alrededor de ello. De hecho, muchos conceptos abstractos no existían hasta que la palabra para manejarlos no existió. En el campo de las ideas, de lo abstracto, la palabra crea.

También sucede que el significado de las palabras no es permanente, va evolucionando a lo largo de la historia, bien por el uso, o bien por manipulaciones intencionadas, ni siquiera es necesariamente similar para dos personas en una misma época (el señor G. W. Bush o el Sr Aznar dicen defender la “libertad”, pero creo que su idea de libertad y la nuestra tienen poco o nada que ver, a la vista de los hechos). La evolución semántica de un término es tan natural como el lenguaje mismo, y las interpretaciones individuales de lo que un término abstracto significa, también.

Lo que ya tiene bien poco de natural es un fenómeno relativamente moderno, que nace de la implantación de los medios de comunicación de masas. Y es la manipulación explícita de las palabras – en realidad, de cualquier símbolo, que es lo que son las palabras- de forma intencionada o interesada, y su deformación hasta convertir su significado en algo radicalmente distinto del que en principio tenían. Dicho de otra forma, los mass media han servido –entre otras muchas cosas- como plataforma para hacer posible la manipulación de un término hasta pervertirlo, hasta conseguir que una mayoría otorgue una carga semántica a una palabra que esta no contenía en un principio, o que su propio significado, analizado atentamente no contiene.

Hablé más arriba de libertad, un gran ejemplo de lo que queremos mostrar. Como saludable ejercicio, para indicar con claridad a qué me refiero, nombraré un medio que se llama “libertad digital”, y que mantiene una “línea editorial” (otro bonito ejemplo de cómo la palabra crea, aunque en este caso a través de otro mecanismo, el del eufemismo – dicen línea editorial para no decir ideología política, a ver si alguien va a pensar que un medio “informativo” tiene tal cosa, si son todos neutrales, veraces e independientes) de claro corte conservador cuando no reaccionario, y que ha defendido a capa y espadas restricciones explicitas de la libertad… de otros. Eso sí, los amantes de “la libertad” deben leer ese medio, claro. Si ya su propio nombre lo indica.




¿Qué queremos hacer desde aquí? Pues mostrar y denunciar algunas de estas manipulaciones del significado de las palabras. Para ello, iremos haciendo un repaso al alfabeto, buscando palabras manipuladas o directamente prostituidas, eufemismos, y términos empleados habitualmente y que parecen significar una cosa para los medios y que en realidad significan otra muy distinta, o que contienen matices ocultados sistemáticamente. Desde los muy manoseados “Libertad”, “Igualdad”, “Fraternidad”, hasta los evidentísimos “daño colateral”, o el ya mentado “línea editorial”, y casi cualquier palabra con contenido semántico relacionado o relacionable con la política.



Espero que nuestras cavilaciones sean del agrado del lector. Pronto, la primera palabra, que, naturalmente, comenzará por A.



La Palabra Crea.
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