El economista congoleño Miwa Buene Monake no volverá a ejercer su trabajo debido a que hace ya ocho meses, un desgraciado en su obtuso convencimiento le propinó un golpe por la espalda y en la nuca dejándole tetraplégico de por vida. La famosa adolescente ecuatoriana víctima de la violencia procedente de la cerrazón del neng de Santa Coloma de Cervelló ha vuelto a salir a la calle sin mayor problema; el caso es similar con su verdugo. Y no hace falta remontarse a los casos inflados y aprovechados por los medios de comunicación, ni ceñirse a condenas consensuadas previa agenda impuesta en pantalla para recordar y condenar casos de racismo como los que se suceden a diario en todas las ciudades y lugares del país. Ahora, tanto asco me producen los hechos acontecidos por si mismos como el hecho de que la sensibilidad hacia el problema sea obtenida en función del eco mediático que se le otorgue.






(foto de a_cat_from_mars)



Quizá sea mejor alejarse un poco de lo que resulta políticamente correcto y controlar más las actitudes diarias que en boca y mano de ignorantes perpetúan la raíz del problema. Quizá pida mucho, pero tan desgraciado e intolerable me resulta el que pega la patada como el que hace gala de tales ideas racistas, a pesar de que estas personas no nos resulten tan lejanas.

(foto de agvnono)



Han sido ya varias las veces que he escuchado tanto en mi ambiente cercano como en círculos mediáticos un tipo de comparación tan poco rigurosa como la que se propone al poner en pié de igualdad los símbolos republicanos y los franquistas. Una idea que trata de mostrar los dos fenómenos como la antítesis de algo, alejados ambos de la céntrica idea de moderación y relacionados por igual con la radicalidad. Por tanto, y según esta tesis ambos deberían resultar deplorables y sujetos a medición por la misma vara. Seguro que a los que lleguen a leerme no les resulta una cuestión extraña, y en mayor o menor medida están acostumbrados a oír y leer frases que lo ponen de manifiesto.