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El sótanu del paraísu... 
Escrito por Sumiciu el domingu, 9 avientu de 2007

Movido de Nenyure:

Escrito por Sumiciu el domingu, 9 avientu de 2007

(Aunque parezca mentira) Extraído del Comercio Digital.

ITSASO ÁLVAREZ/BARCELONA

En el número 11 del Paseo Juan de Borbón de Barcelona, en pleno barrio de la Barceloneta, hay una casa de hormigón que está 'okupada'. Conviven allí en perfecta armonía 19 inquilinos agrupados en la nominación 'Miles de Viviendas'. Una licenciada en Filosofía y Letras, un sastre, dos profesores de instituto, un electricista, un informático, dos niños de corta edad... El 'vecino' más mayor tiene 44 años; año y medio el menor. Tres más se instalan estos días en la habitación de invitados hasta adecentar otro espacio mejor. Todos pasan buenos ratos en la azotea, viendo espectaculares puestas de sol. No es de extrañar; desde allí se contempla media ciudad, la vieja y la nueva.



El inmueble, de cinco pisos, está en un lugar de postín: enfrente del muelle, de los barcos de recreo y las exóticas palmeras. Frontera con el Mediterráneo. A un minuto del Palau del Mar, antiguo almacén que hoy cobija el Museo de Historia de Cataluña. A cuatro de las playas. A quince a pie de Las Ramblas y el Barrio Gótico. A media hora del Museo Picasso y la Catedral de Barcelona. Donde los pisos de nueva construcción están a 6.000 euros el metro cuadrado; a 3.900 los de segunda mano; y a unos 900 los alquileres mensuales.



La casa 'okupada' era antaño un cuartel de la Guardia Civil habitado por una docena de agentes y sus familias. En desuso como tal estaba desde mediados de los ochenta, y deshabitado desde los noventa. «Luego llegaron y tapiaron ventanas y puertas con ladrillos y cemento», cuenta el propietario de una churrería del barrio. Cerrado a cal y canto pasó esta morada dos años más. Hasta la noche del 25 de noviembre de 2004, cuando varios jóvenes, algunos de los actuales inquilinos, se apropiaron del lugar.



Querían tener un techo de cobijo y hacer hogar a su manera. Derrumbaron los muros, quitaron los pestillos de las puertas, rompieron los retratos de Franco y abrieron las ventanas. Bueno, se supone que lo hicieron, porque si lo asumen en estos términos pueden verse bajo el techo de otro cuartelillo, y esta vez ocupado por agentes. Por eso, para librarse de responsabilidad penal, los 'okupas' interiorizan una idea: había una ventana abierta y, como pasaban por allí, aprovecharon la ocasión. Traían aires nuevos. Trataban de «rebelarse contra la precariedad de la existencia, contra la especulación inmobiliaria y el desfase de los precios de la vivienda».