Me cuesta recordar que soy un hada.
Me está costando mucho creer en la magia.
La magia en general y la mía en particular.
Me suena a cuento, a locura, a egos y a brujas.

Y de esa parte ya he tenido bastante.

Sé dónde conduce.
Vengo de allí.
A veces vuelvo.
me ha marcado.
Eso sí lo recuerdo.

Hasta que vosotras me rescatasteis, la magia era imposible.
Y el arrepentimiento, el perdon, la gratitud y el amor eran oración.
No puedo pedir lo que no doy y aun así, me lo dais.
Vuestra mirada me ayuda a recordar.
Vuestra presencia me transforma.
Es un salto para mi tan grande, que todavía estoy en el aire.
Cuestionándome si es posible recordar no sólo que tengo alas, sino que puedo usarlas.
Y os veo volar.
Y cómo desde mi carencia he tratado de amarraros.
Desde mi inconsciencia, desde mi ignorancia.

Por mi parte, ya hemos tenido bastante.

Me propongo explorar la magia que nos conecta.
Me propongo creerme realmente capaz de transformar cuatro paredes en un hogar.
Un hogar de hadas.
En un mundo de hadas.
Me propongo conseguirlo y mantenerlo.
Y que cada vez me sea más fácil hacerlo.

De ahí viene mi magia.