Escrito por Yosi_ el miércoles, 2 de abril de 2008
Parece ser que al cabo del tiempo, al sector de población más conformista y pasivo que se ha visto en los últimos tiempos le ha picado la mosca y ha decidido ponerse en movimiento. Como podemos ver en la web creada al efecto, tras contemplar impasibles durante años la progresiva pérdida de derechos que poco a poco han sido arrebatados por la patronal, un colectivo se ha liado la manta a la cabeza para resolver la situación apelando nada más y nada menos que a una huelga general.
Vaya por delante que no tengo nada en contra del particular, pero me sorprende bastante que se pueda llegar a tener tanta cara, tomando a la gente por idiota. No hay más que pararse a analizar el manifiesto que expone los principios de la movilización, cuyo texto comienza así:
La generación más preparada de la historia. Vaya. Y a continuación, ristra de titulaciones universitarias. O bien estos señores titulados estan dando a entender que el problema más grave en este pais lo tienen los "ingenieros, médicos, abogados...", por lo cual todo el mundo debería solidarizarse con ellos (me niego a decir "nosotros", no puedo), o bien sencillamente han decidido hacer una web molona que arrastre al estereotipo de persona que se mueve por ciertos lugares de internet (lugares donde se ha promocionado esta web, por supuesto) y le están echando al tema más cara que un saco de perras. Porque la verdad, no le encuentro otra explicación al hecho de convocar una huelga general, démosnos cuenta de las implicaciones que esto tiene, sin ni siquiera mencionar a la base de la pirámide laboral, el colectivo formado por personas sin titulación, oficio ni beneficio. En definitiva, sin un papel que les de la posibilidad de subir un solo escalón en la jerarquía social que siempre ha dado un trato preferencial a quién ha nacido en un lugar apropiado para acceder a la posibilidad de costearse una carrera, económica y psicológicamente.
Pero la cosa no acaba aquí, el iluminado discurso continúa...
La alusión a los sufridos progenitores es sin duda conmovedora, aunque desentona un poco después de haber dado a entender que a los "trabajadores de manos callosas y cuerpo exhausto" de hoy en día les pueden ir dando, que nosotros ya estamos creciditos y bien situados. Y nuestros padres jubilados, o cerca de ello.
Pero en fin, me quedo con la aseveración de que se nos educó para formarnos, para competir, y con la queja que sigue en el texto original, que argumenta que...
Pero señores, vamos a ver. ¿En que creían que consiste ser competitivo? Competir, para quien aún no se haya dado cuenta, es ir por la vida pisando a todo el que no tenga medios para colocarse por encima, y tratando de sufrir lo menos posible el maltrato de los que, por una u otra razón, se hayan situado por encima. Y esto incluye a los trabajadores, a los empresarios, y a todo hijo de vecino, dispuesto o no a salir al mundo con el cuchillo entre los dientes a llevarse por delante a la mayor cantidad de gente posible. El matiz está en que dentro de esta forma de vida en la que al parecer han sido educados todos estos cerebros del mañana, no cabe la piedad, el "oiga, no me trate mal, que no me lo merezco" y todos los lloriqueos que uno tras otro, se enuncian en ese gran despropósito. Porque a la postre, el empresario siempre puede alegar haber sido educado de forma tan competitiva como el que más. Y su trabajo, queridos asalariados, consiste en contratar a la persona que mejor desempeñe un trabajo (o en su defecto, al que le salga de las narices) por la menor cantidad de dinero posible. ¿Sorprendidos? Si no, ¿a que viene quejarse de que hay personas menos cualificadas en una jerarquía superior? Quien contrata, quien decide, quien pone las normas del juego, es quien tiene poder para hacerlo. Y nadie tiene la culpa de que, con frecuencia, un ignorante sea mas útil y mas sumiso a la hora de ocupar determinados puestos de trabajo.
El problema subyacente está en aceptar las reglas del juego y obviar que partir en posición de supuesta ventaja no tiene las implicaciones que nos gustaría, que siempre hay efectos colaterales que hacen que alguien más listo se nos cuele ante nuestras narices. Aún ahora, mientras tratais de instaurar una meritocracia en toda regla basada en principios de igualdad falaces e injustos, mientras dais patadas hacia abajo para que ningún usurpador ose agarrarse al lugar de privilegio que creeis vuestro, los de arriba siguen frotándose las manos y contemplando la escena con sonrisa sarcástica. El espíritu de una huelga general no consiste en tratar de reforzar ni reformar las élites, no se puede pretender que las bases mayoritarias vayan a jugarse el tipo para defender vuestra altiva posición. Ni siquiera se puede esperar que personas pertenecientes a vuestro propio sector pero con un ápice de conciencia social lo hagan. Esto no es un manifiesto, es una vergüenza que por desgracia puede calar entre los cuatro niños pijos que no ven más allá de sus narices, pero tiene truco y se ve venir desde muy lejos, no engaña a nadie.
Vaya por delante que no tengo nada en contra del particular, pero me sorprende bastante que se pueda llegar a tener tanta cara, tomando a la gente por idiota. No hay más que pararse a analizar el manifiesto que expone los principios de la movilización, cuyo texto comienza así:
Nosotros. Jóvenes de entre 20 y 38 años, la generación más preparada de la historia de España: Ingenieros, Abogados, Médicos, Técnicos, Investigadores, Artistas, Diseñadores, Periodistas...
La generación más preparada de la historia. Vaya. Y a continuación, ristra de titulaciones universitarias. O bien estos señores titulados estan dando a entender que el problema más grave en este pais lo tienen los "ingenieros, médicos, abogados...", por lo cual todo el mundo debería solidarizarse con ellos (me niego a decir "nosotros", no puedo), o bien sencillamente han decidido hacer una web molona que arrastre al estereotipo de persona que se mueve por ciertos lugares de internet (lugares donde se ha promocionado esta web, por supuesto) y le están echando al tema más cara que un saco de perras. Porque la verdad, no le encuentro otra explicación al hecho de convocar una huelga general, démosnos cuenta de las implicaciones que esto tiene, sin ni siquiera mencionar a la base de la pirámide laboral, el colectivo formado por personas sin titulación, oficio ni beneficio. En definitiva, sin un papel que les de la posibilidad de subir un solo escalón en la jerarquía social que siempre ha dado un trato preferencial a quién ha nacido en un lugar apropiado para acceder a la posibilidad de costearse una carrera, económica y psicológicamente.
Pero la cosa no acaba aquí, el iluminado discurso continúa...
Se nos educó para formarnos, para estudiar duro, para competir y llegar a ser buenos profesionales sin que nadie nos regalase nada. Nuestros padres nos alentaban para ello. Sus manos callosas, la mirada ausente, el cuerpo exhausto tras cada jornada, fueron el mejor testimonio que podían darnos para que luchásemos por una vida mejor, por una vida en la que ser útiles a la sociedad nos recompensaría. Muchas fueron las dificultades, muchos los gastos que cubrir, tremendo el tiempo invertido en nuestros estudios universitarios, masters, cursos de idiomas, diplomas, prácticas sin remuneración, certificaciones, carné de conducción.
La alusión a los sufridos progenitores es sin duda conmovedora, aunque desentona un poco después de haber dado a entender que a los "trabajadores de manos callosas y cuerpo exhausto" de hoy en día les pueden ir dando, que nosotros ya estamos creciditos y bien situados. Y nuestros padres jubilados, o cerca de ello.
Pero en fin, me quedo con la aseveración de que se nos educó para formarnos, para competir, y con la queja que sigue en el texto original, que argumenta que...
Sin embargo hemos sido traicionados. No por nuestros padres que nos aconsejaban lo que ellos creían mejor para nosotros. No por el estudio que tanta satisfacción personal nos reportó. Sino por aquellos que copan los puestos claves de la pirámide social española. Nos tratan como a carne prescindible ofreciéndonos temporalidad, sueldos miserables e interminables jornadas laborables inconciliables con la vida familiar.
Las empresas buscan jóvenes talentos, dicen que falta mano de obra, que las universidades no forman adecuadamente, que no somos productivos. Mienten. Lo que no hay son personas que acepten sus tercermundistas condiciones. En el resto de Europa nuestros licenciados son tratados como verdaderos profesionales recibiendo el trato y salario justo. El problema está en el entramado empresarial español. Y en el gobierno que lo consiente y no regula la situación.
Pero señores, vamos a ver. ¿En que creían que consiste ser competitivo? Competir, para quien aún no se haya dado cuenta, es ir por la vida pisando a todo el que no tenga medios para colocarse por encima, y tratando de sufrir lo menos posible el maltrato de los que, por una u otra razón, se hayan situado por encima. Y esto incluye a los trabajadores, a los empresarios, y a todo hijo de vecino, dispuesto o no a salir al mundo con el cuchillo entre los dientes a llevarse por delante a la mayor cantidad de gente posible. El matiz está en que dentro de esta forma de vida en la que al parecer han sido educados todos estos cerebros del mañana, no cabe la piedad, el "oiga, no me trate mal, que no me lo merezco" y todos los lloriqueos que uno tras otro, se enuncian en ese gran despropósito. Porque a la postre, el empresario siempre puede alegar haber sido educado de forma tan competitiva como el que más. Y su trabajo, queridos asalariados, consiste en contratar a la persona que mejor desempeñe un trabajo (o en su defecto, al que le salga de las narices) por la menor cantidad de dinero posible. ¿Sorprendidos? Si no, ¿a que viene quejarse de que hay personas menos cualificadas en una jerarquía superior? Quien contrata, quien decide, quien pone las normas del juego, es quien tiene poder para hacerlo. Y nadie tiene la culpa de que, con frecuencia, un ignorante sea mas útil y mas sumiso a la hora de ocupar determinados puestos de trabajo.
El problema subyacente está en aceptar las reglas del juego y obviar que partir en posición de supuesta ventaja no tiene las implicaciones que nos gustaría, que siempre hay efectos colaterales que hacen que alguien más listo se nos cuele ante nuestras narices. Aún ahora, mientras tratais de instaurar una meritocracia en toda regla basada en principios de igualdad falaces e injustos, mientras dais patadas hacia abajo para que ningún usurpador ose agarrarse al lugar de privilegio que creeis vuestro, los de arriba siguen frotándose las manos y contemplando la escena con sonrisa sarcástica. El espíritu de una huelga general no consiste en tratar de reforzar ni reformar las élites, no se puede pretender que las bases mayoritarias vayan a jugarse el tipo para defender vuestra altiva posición. Ni siquiera se puede esperar que personas pertenecientes a vuestro propio sector pero con un ápice de conciencia social lo hagan. Esto no es un manifiesto, es una vergüenza que por desgracia puede calar entre los cuatro niños pijos que no ven más allá de sus narices, pero tiene truco y se ve venir desde muy lejos, no engaña a nadie.
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