Escrito por Yosi_ el viernes, 23 de mayo de 2008
Esto soy, o podría ser yo. Bueno, tal vez no sea el concepto que yo siempre he tenido, pero mucha gente opina que efectivamente soy así. Y no me quejo, es decir, seguramente, como casi siempre, podría ser peor. No negaré que siempre aspiré a más, porque puede parecer absurdo, pero no esperaba tener que mirar todo lo que he tratado de construir en este tiempo a través de un microscopio.
Estoy intentando acostumbrarme, y tal vez no sea tan malo. La cuestión tiene dos caras, y si bien no soy más que la mayoría, bien es cierto que este estado no me coloca en peor lugar que a muchos otros que merecen su suerte tanto o tan poco como yo. Al fin y al cabo el concepto que siempre quise defender no cambiaría sustancialmente el resultado final, unos arriba, otros abajo. Si lo pienso incluso puede que haya salido ganando, no lo se, pero no puedo evitar sentirme mal por haber perdido el control, por depender casi totalmente del azar y acaso de otras cuestiones que jamás dependerán de mí mismo.
Me esfuerzo bastante en tratar de comprender por qué unas cosas son justas, perfectamente válidas, y otras no. Tampoco quiero cuestionarlo, porque casi todo el mundo se comporta así y no me creo con la capacidad de afirmar tener más razón que el resto del mundo, pero me parece muy raro que los criterios varíen de unas personas a otras. Hay quien opina que es perfectamente lícito valorarme en función de la totalidad, mientras que otros creen que es monstruoso considerar por ejemplo las partes que determinan de qué color soy, que sólo el resto es admisible. Todo esto me desorienta bastante, pero por suerte en la base todo el mundo suele coincidir. Y al menos en lo que respecta a esa base no me tratan tan mal, han elegido ser mucho menos crueles de lo que pudieran llegar a serlo. Es natural y corriente que los mejores se enorgullezcan de serlo y traten de hacerlo notar, quién no lo haría... Pero bueno, a la hora de cuestionar a los demás no suelen tener mala intención, siempre tratan de que los menos afortunados se sientan protegidos por un tono de broma indulgente, y ante preguntas incómodas, directas, tienen la delicadeza de hacer como si no pasara nada. Yo sé que no es así, claro, pero teniendo en cuenta lo complicado que es ocultar una situación tan embarazosa es de agradecer que la gente sea tan comprensiva y entienda que pueden dejar clara su posición suavizando el daño a los que la naturaleza ha colocado por debajo.
Ya ha pasado bastante tiempo desde que empezaron a mostrarme la forma correcta de juzgar las cosas, y cada vez resulta menos complicado creer que realmente es así. Ya no me esfuerzo tanto en enfrentarme a esa idea, resultaba demasiado difícil, ahora estoy luchando por aprovechar ese pequeño margen que me han dejado para ser un poco mejor. He ahorrado mucho, me han dicho que no se pueden hacer milagros, pero que mejoraré mucho, me van a preparar para codearme con gente que jamás creí llegar a alcanzar. Hasta hace poco lo pasé muy mal, me parecía que aún quedaba un único obstáculo casi insalvable que nunca me permitiría estar a la altura, pero ayer por fin he encontrado la solución. He conocido a un montón de gente con el mismo problema; algunos han mejorado mucho, y aunque nadie ha llegado a resolverlo del todo, seguro que cada día estaremos más cerca. Lo mejor es que es tan sencillo como dejar de comer, y bueno, como os imaginaréis es una suerte, porque últimamente ya ni siquiera tenía ganas de hacerlo.
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