Escrito por Cronos el miércoles, 28 de enero de 2009
Cuando amanece.
Hay días que sale sol,
amanece y sonríe, sitiado de azul
días que olvido el dolor
días que estoy aunque no estés tu.
Hay días que al despertar
no me pesan los pesares
y el mundo no es negro, es más,
es del gris de los andares
del que quiere caminar
por los caminos de los mares
por los caminos de la paz.
Y no, no es felicidad,
no es orgullo ni alegría,
es tan sólo dignidad,
es sólo mirar al día
decidido a caminar,
decidido a ver la vida
como viene, así, sin más,
esbozando una sonrisa
como si tuviese un as
bien oculto en la camisa.
Y no, no es no desear
y no es la nada absurda
es el algo de lo que hay
es el todo que me inunda
y que me dice que hay más,
mucho más que mis profundas
heridas aun sin cerrar,
que muchas veces supuran
el hedor de una verdad
que no es cierta, que no es pura
que está manchada de penas
que la disfrazan de injusta.
Como mis penas, mil más
y un millón aun más rotundas
¿quien soy para renunciar?
¿quién para olvidar la lucha?
Tan sólo nos queda avanzar
sin rendirse, con la furia
del que quiere pelear
del que se cree la lechuza
que observa sin actuar
y actúa sin una duda.
Camino, camino, y camino más
y aprendo mientras camino
que solo hay una verdad
y que no hay ningún destino
salvo el camino que va
hasta el fin, desde el principio.
Hay días que sale sol,
amanece y sonríe, sitiado de azul
días que olvido el dolor
días que estoy aunque no estés tu.
Hay días que al despertar
no me pesan los pesares
y el mundo no es negro, es más,
es del gris de los andares
del que quiere caminar
por los caminos de los mares
por los caminos de la paz.
Y no, no es felicidad,
no es orgullo ni alegría,
es tan sólo dignidad,
es sólo mirar al día
decidido a caminar,
decidido a ver la vida
como viene, así, sin más,
esbozando una sonrisa
como si tuviese un as
bien oculto en la camisa.
Y no, no es no desear
y no es la nada absurda
es el algo de lo que hay
es el todo que me inunda
y que me dice que hay más,
mucho más que mis profundas
heridas aun sin cerrar,
que muchas veces supuran
el hedor de una verdad
que no es cierta, que no es pura
que está manchada de penas
que la disfrazan de injusta.
Como mis penas, mil más
y un millón aun más rotundas
¿quien soy para renunciar?
¿quién para olvidar la lucha?
Tan sólo nos queda avanzar
sin rendirse, con la furia
del que quiere pelear
del que se cree la lechuza
que observa sin actuar
y actúa sin una duda.
Camino, camino, y camino más
y aprendo mientras camino
que solo hay una verdad
y que no hay ningún destino
salvo el camino que va
hasta el fin, desde el principio.
17 Comentarios