Escrito por Cronos el jueves, 23 de septiembre de 2010
Luz en la oscuridad.
- Puedes acercarte, enano. No debes temer nada de nosotros.
Adrash y Vanya clavaron su mirada en Mirko casi simultáneamente al oír su voz, firme y a la vez susurrante, retumbar en las paredes de la oquedad que habían elegido para descansar, y despues en el gran tunel anexo. Ya llevaban tres dias caminando bajo las montañas, y sus oídos se habían acostumbrado al silencio casi tanto como sus ojos a la oscuridad. La única luz que se habían atrevido a utilizar en ese tiempo, y solamente porque para Adrash era una necesidad, puesto que sus ojos no estaban adaptados a ver en la oscuridad como los de los elfos, había sido el tenue brillo rojizo que la espada del caballero del Fenix desprendía. Mirko, a pesar de ser humano, parecía no tener ningún problema para ver hasta en la oscuridad mas absoluta. E incluso más allá.
-Vamos, acércate, se que estás ahí, y que llevas casi un día siguiéndonos. Tu desconfianza es comprensible, pero estamos en el mismo bando, y te necesitamos tanto como tu a nosotros.
Adrash y Vanya, que estaban sentados en el suelo húmedo y frío preparando algunas viandas y un improvisado campamento se miraron entre si y volvieron a mirar a Mirko, tan sorprendidos como expectantes. Adrash acercó su mano derecha a la empuñadura de su espada, que estaba apoyada en el suelo y continuaba emitiendo una luz leve, casi como si acabase de salir de la forja y aun no se hubiese enfriado, además de algo de calor. Mirko, que estaba de pie junto a ellos, mirando hacia la oscuridad, le hizo un leve gesto con su mano para que se detuviera.
El silencio fue total durante unos momentos, que a Adrash se le antojaron eternos. La oscuridad le ponía de mal humor. A su alrededor sólo podía ver las paredes teñidas del brillo rojizo de su espada, y, por donde su refugio desembocaba en el tunel principal, tras unos metros, las tinieblas. Como cada momento en los últimos tres dias.
Al principio, la voz le pareció extraña, como forzada, y un poco aguda y a la vez rasgada.
- Ignoro cómo te has dado cuenta de mi presencia, humano, pero mientras no me expliques...
- Somos Mirko de Fénix, Vanya Meldarin y Adrash Ala de Fuego, y estamos aqui cumpliendo una mision del Senado de Isvar. - Aunque Adrash hablaba casi en susurros, su voz sono cortante como el filo de una espada.- Y creo que deberíamos ser más precavidos, hay lezzars cerca.
- Si es cierto lo que decís, deberiais llevar algo que lo acredite. Mostradlo.- La voz de su interlocutor, que seguía llegando de la oscuridad, sonó ahora más firme. - Y hay lezzars cerca, si, pero no lo suficiente.
Casi simultaneamente, Adrash se deshizo del guantelete de su mano derecha, Vanya sacó un colgante de debajo de su camisa, y Mirko saco algo de una pequeña bolsa de su cinturon. Los tres mostraron los anillos de oro con el sello del senado que Saryon les había entregado antes de partir.
Una figura emergio de las tinieblas. No levantaba más allá de la altura del pecho de Adrash, pero su complexion era extraordinaria, aunque no tanto como la de muchos guerreros enanos que había visto con anterioridad, lo que le hacia pensar que probablemente fuese bastante joven. Su aspecto era horrible. Estaba cubierto de suciedad, barro y restos de musgo y liquenes de la cabeza a los pies, y parecía que no se hubiese lavado en meses. Su pelo, o lo que podía verse de el, probablemente fuese más bien lacio y rojizo, aunque ahora pareciese una maraña de mechones embarrados y pegoteados unos sobre los otros alrededos de la cara del enano. Bajo la capa de barro y suciedad, se adivinaba una piel mas bien clara, una barba tambien pelirroja, mas clara que el cabello, y unos rasgos anchos pero nada desagradables para un enano, que solían contar con grandes narices y mentones exagerados. Sus ojos, oscuros y pequeños pero vivos, pasaron por un momento por Vanya y por Adrash, para quedarse clavados en Mirko, a quien miraba de reojo, casi con desconfianza. El enano vestía un jubon y unos pantalones de cuero, seguramente marrones, tambien cubiertos de mugre de arriba a abajo. A su espalda llevaba una mochila y una ballesta, y de su cinturón colgaba un hacha de mano, un carcaj con un buen numero de pivotes, bien asegurados para no hacer ningun ruido, y una cantimplora. No parecía llevar escudo ni ningún emblema a la vista.
- Mi nombre es Grimmorgain Lockhammer, miembro del muy honrado cuerpo de exploradores de profundidad de Nordarr. - Ahora su voz sono profunda, solemne.- Podeis llamarme Grim, o Grimlock...
- Pero...¿que te ha sucedido? - Vanya miraba fijamente al enano. - Parece que lleves dias arrastrandote por las rocas.
- Ayer hizo una semana, para ser exactos. Y no es que me haya arrastrado por las rocas, es que para sobrevivir solo aqui abajo una de las reglas fundamentales que debes seguir es no oler a nada que no sea la roca. - Grimlock se acercó hacia ellos, parecia algo menos tenso, aunque permanecía alerta.- Y lo que me paso... es largo de explicar, y debería revelaros cierta información que no se si debería confiaros. Aunque portando esos sellos, y dadas las circunstancias, creo que confiaré en vosotros.
- Si llevase una semana solo y sin luz por estas cuevas creo que ya estaría loco. -Adrash no había dejado de fijar la vista en el enano en ningun momento. Su actitud se relajó en el mismo momento en el que el enano pronunció 'confiaré'. - De hecho, casi lo estoy y solo llevamos tres dias dando vueltas por aqui.
- Este es mi hogar, Ala de Fuego. Supongo que habrá algún lugar al que tu llames así. Por cierto, extraño nombre, o es un apodo, o no eres de por aquí.
- No es un apodo, no soy de por aqui, y tampoco hay un lugar al que llame hogar. Ya no. - La voz de Adrash sono cortante y fria.- Creo que tu historia en estos momentos es mucho más interesante que la mia.
- En eso tienes razón. - El enano sonrió al caballero, como si el tono tajante le agradase.- Iré al grano. Si no me equivoco, Nordarr ha sido atacada.
- ¿Si no te equivocas? ¿Qué significa si no te equivocas? - Adrash miraba inquisitivamente al enano. Sus rasgos, solamente iluminados por la tenue luz rojiza que emanaba de su espada, parecían incluso más agresivos de lo habitual.
- Mmm... - el enano meso su barba lentamente - Todo esto requiere de cierta explicacion. Por eso decía que tenía que confiar en vosotros. Bien, lo primero que debeis saber es que Nordarr, como sucede con Fortaleza, no fue construida por nosotros. Toda no, al menos. Buena parte de la ciudad, la más antigua, estaba ahi cuando los primeros peregrinos de nuestra raza llegaron a estas tierras. Ya no queda ninguno vivo de ellos, los mas longevos murieron hace tres siglos, pero su tradición y sus diarios todavía se conservan como un tesoro. De hecho, para nosotros, son un tesoro.
Vanya no pudo evitar sonreir.
- Los enanos nunca dejareis de asombrarme...
- Ni los elfos a nosotros, supongo. - De nuevo, Grimlock sonrió.- Antes de nada, debo deciros que lo que os voy a contar ahora es un secreto, al menos por lo de ahora. Unicamente algunos de los habitantes de Nordarr, y un puñado de gente de la superficie lo conociamos hasta hace poco. Entre ellos, estamos los miembros de tercer grado del cuerpo de exploradores, los miembros del consejo de la ciudad, y los generales del ejercito Isvar. Dado que llevais sellos de General...
- ¿Sellos de General? - Adrash miró asombrado al sello de su mano, todavía descubierta. Vanya no parecía sorprendida, y Mirko continuaba con su rostro hierático.- No sabía...
- Pues si, lo son. ¿Quien os los entrego?
- Lord Saryon. - La voz atonal de Mirko sono casi como un golpe. - El Gobernador.
Ahora fue el enano el que pareció sorprendido.
- ¿Gobernador? ¿Saryon? No lo conozco en persona, pero tenía entendido que... Bueno, será mejor que os cuente mi historia, y despues podréis ponerme al dia de lo sucedido en la superficie las ultimas semanas...
Todos asintieron en silencio.
- Bien, ¿por donde iba? Ah, si, el secreto. Lo dicho, es un conocimiento que, por vuestro rango, - Ahora la sonrisa del enano adquirió un deje sarcástico, asi como su tono de voz. - os puedo transmitir. La ciudad de Nordarr tiene un sistema de defensa construido, o eso creemos, por sus primeros habitantes. Al menos, estaba ahi cuando llegamos. El sistema de defensa consiste en una serie de artilugios mecánicos, apoyados en ciertos artefactos mágicos. Los primeros llegados tardaron muchos años, casi un siglo, en comprenderlo, pero lo lograron. En realidad, el sistema defensivo consiste en que la gigantesca plataforma de piedra en la que se apoya toda la ciudad puede, a través de esos artilugios mecánicos y mágicos, hundirse en la montaña varios cientos de metros. Pues bien, o mucho me equivoco, o ese sistema ha sido activado.
Todos se quedaron en silencio. Vanya y Adrash tenian los ojos abiertos de par en par, y miraban fijamente al enano.
- Antes dijiste que deducías que era así, ahora que si no te equivocas. - Mirko fue el primero en reaccionar ante la sorpresa, si es que realmente podía estar sorprendido.- ¿Por que?
- Os lo explicaré. Hace una semana sali con una escuadra de cinco exploradores en una mision. Buscábamos información sobre ciertos sucesos extraños que habían venido ocurriendo desde unas semanas atrás. Algo estaba pasando en Las Profundidades, o al menos todas las pistas que habíamos recibido nos lo indicaban. Criaturas que llegaban demasiado lejos de sus lugares, otras que repentinamente ya no estaban donde debían, caravanas perdidas... Algo se estaba moviendo o se había movido por allá abajo. A los de la superficie os puede costar comprender lo descomunal que es el submundo, incluso para nosotros. Conocerlo y saber lo que sucede es complejo, y requiere de una vigilancia constante. El concepto de geografía se vuelve sumamente borroso aqui. Dos lugares pueden estar separados por solo cien metros de roca, pero estar a varias semanas de camino. Bien, pues, al poco de salir de Nordarr, repentinamente, un torrente de agua que llenaba todo el conducto por el que transitábamos, nos arrastró. De mis compañeros no he vuelto a saber nada, es posible que ninguno haya sobrevivido. De hecho, yo he sido muy afortunado por sobrevivir. Fui capaz de apartarme en un recoveco, y aunque al final el agua me arrastró durante bastante tiempo, logré salir a flote y tomar aire cuando creía que no podría aguantar más. Cuando me desperté estaba a oscuras y no sabía donde. La corriente era más rápida de loque pensaba, ahora que logré saber donde estoy me sorprende que hubiera alejado tanto.
- ¿Y... como deduces que han hecho funcionar esas defensas? - Adrash parecía no acabar de encajar lo que les habían contado.
- El agua. Solo pudo haber salido de allí. No hay ninguna otra respuesta a esa pregunta. Estamos hablando del equivalente a un lago de un par de cientos de metros de longitud, y varias decenas de profundidad. El conducto por el que avanzabamos medía varios metros de alto y de ancho... - Grimlock parecía totalmente seguro de lo que decía.- ¿Recuerdas que os dije que los exploradores de tercer rango teníamos ese conocimiento? - Todos asintieron.- Pues por esto lo tenemos. Si el sistema se activase, lo más probable es que alguno de nosotros estuviese en el exterior de la ciudad, y podría informar de lo sucedido y sus consecuencias a nuestros aliados en el exterior. Vosotros. Y parece que los que tomaron la decision de mantenernos informados acertaron.
- ¿Y ahora? - Adrash parecía sentirse algo más cómodo ante la perspectiva de salir de allí abajo. - ¿Que sucederá con Nordarr? ¿Donde están?
- Pues, si te soy sincero, no estoy demasiado seguro. Por lo que se, el sistema estaba pensado para devolver la ciudad a su sitio tras un tiempo. Y quizá los que lo construyeron pensaron en que hubiera salidas en la nueva altura. Pero eso son conjeturas. Tendríamos que buscar una ruta hasta la nueva posición, e investigar. Parece una tarea ardua para unos pocos. Me inclino a pensar que los que están dentro lograrán salir en algún momento. Son muchos, y aunque tendrám que dedicar esfuerzos a organizarse y racionar la comida y revisar y activar el mecanismo, estoy seguro de que buscarán formas de salir de la ciudad o comunicarse con el senado. En realidad, casi me preocupa mas el motivo por el que pudieron activarlo. Creo que hay un ejército de lezzars moviéndose por las profundidades.
- Lo hay. - La voz de Mirko sonó cortante.- Han ido al norte. Si los avisos del senado no llegaron a tiempo, o la ciudad no tiene un sistema de defensa como el de Nordarr, creo que tendremos que llorar la pérdida de Valgrim.
- Si es así, les habrá salido cara. - La amargura asomó al rostro de Grimlock. - Valgrim es una ciudad de mineros, y contruida por mineros. Está plagada de trampas y de lugares donde establecer buenas defensas, y sus habitantes son muy duros. Aunque... si el rastro que encontré no me engaña... tienes razón, no tienen ninguna oportunidad. Tambien siento curiosidad por otra cuestion... Los niños.
Los tres compañeros fijaron su mirada en el rostro del enano al unísono.
- ¿Has visto algo?¿Sabes algo? - Incluso en la penumbra que los rodeaba, todos pudieron ver como los ojos de Vanya se ponían vidriosos.- En Vallefértil fue a los únicos que no se comieron.
- ¿Vallef...? -Ahora fueron los ojos del enano los que se abrieron de par en par.- ¿Pero que demonios está...?
- ¡Que sabes de los niños! - Vanya oscilaba entre la ira y la tristeza, o más bien hacia ambas.
- Se los llevan. En carros. Vivos, aunque parecen... en trance. Hacia las profundidades. - Grimlock parecía confuso, aturdido. -No se... no se a dónde, pero puedo seguir el rastro. Creo que nunca en mi vida veré nada tan... horrible. No me parece... posible.
- No apuestes por ello, amigo. - La voz de Adrash sonó casi tétrica. - No apuestes por ello.
- Puedes acercarte, enano. No debes temer nada de nosotros.
Adrash y Vanya clavaron su mirada en Mirko casi simultáneamente al oír su voz, firme y a la vez susurrante, retumbar en las paredes de la oquedad que habían elegido para descansar, y despues en el gran tunel anexo. Ya llevaban tres dias caminando bajo las montañas, y sus oídos se habían acostumbrado al silencio casi tanto como sus ojos a la oscuridad. La única luz que se habían atrevido a utilizar en ese tiempo, y solamente porque para Adrash era una necesidad, puesto que sus ojos no estaban adaptados a ver en la oscuridad como los de los elfos, había sido el tenue brillo rojizo que la espada del caballero del Fenix desprendía. Mirko, a pesar de ser humano, parecía no tener ningún problema para ver hasta en la oscuridad mas absoluta. E incluso más allá.
-Vamos, acércate, se que estás ahí, y que llevas casi un día siguiéndonos. Tu desconfianza es comprensible, pero estamos en el mismo bando, y te necesitamos tanto como tu a nosotros.
Adrash y Vanya, que estaban sentados en el suelo húmedo y frío preparando algunas viandas y un improvisado campamento se miraron entre si y volvieron a mirar a Mirko, tan sorprendidos como expectantes. Adrash acercó su mano derecha a la empuñadura de su espada, que estaba apoyada en el suelo y continuaba emitiendo una luz leve, casi como si acabase de salir de la forja y aun no se hubiese enfriado, además de algo de calor. Mirko, que estaba de pie junto a ellos, mirando hacia la oscuridad, le hizo un leve gesto con su mano para que se detuviera.
El silencio fue total durante unos momentos, que a Adrash se le antojaron eternos. La oscuridad le ponía de mal humor. A su alrededor sólo podía ver las paredes teñidas del brillo rojizo de su espada, y, por donde su refugio desembocaba en el tunel principal, tras unos metros, las tinieblas. Como cada momento en los últimos tres dias.
Al principio, la voz le pareció extraña, como forzada, y un poco aguda y a la vez rasgada.
- Ignoro cómo te has dado cuenta de mi presencia, humano, pero mientras no me expliques...
- Somos Mirko de Fénix, Vanya Meldarin y Adrash Ala de Fuego, y estamos aqui cumpliendo una mision del Senado de Isvar. - Aunque Adrash hablaba casi en susurros, su voz sono cortante como el filo de una espada.- Y creo que deberíamos ser más precavidos, hay lezzars cerca.
- Si es cierto lo que decís, deberiais llevar algo que lo acredite. Mostradlo.- La voz de su interlocutor, que seguía llegando de la oscuridad, sonó ahora más firme. - Y hay lezzars cerca, si, pero no lo suficiente.
Casi simultaneamente, Adrash se deshizo del guantelete de su mano derecha, Vanya sacó un colgante de debajo de su camisa, y Mirko saco algo de una pequeña bolsa de su cinturon. Los tres mostraron los anillos de oro con el sello del senado que Saryon les había entregado antes de partir.
Una figura emergio de las tinieblas. No levantaba más allá de la altura del pecho de Adrash, pero su complexion era extraordinaria, aunque no tanto como la de muchos guerreros enanos que había visto con anterioridad, lo que le hacia pensar que probablemente fuese bastante joven. Su aspecto era horrible. Estaba cubierto de suciedad, barro y restos de musgo y liquenes de la cabeza a los pies, y parecía que no se hubiese lavado en meses. Su pelo, o lo que podía verse de el, probablemente fuese más bien lacio y rojizo, aunque ahora pareciese una maraña de mechones embarrados y pegoteados unos sobre los otros alrededos de la cara del enano. Bajo la capa de barro y suciedad, se adivinaba una piel mas bien clara, una barba tambien pelirroja, mas clara que el cabello, y unos rasgos anchos pero nada desagradables para un enano, que solían contar con grandes narices y mentones exagerados. Sus ojos, oscuros y pequeños pero vivos, pasaron por un momento por Vanya y por Adrash, para quedarse clavados en Mirko, a quien miraba de reojo, casi con desconfianza. El enano vestía un jubon y unos pantalones de cuero, seguramente marrones, tambien cubiertos de mugre de arriba a abajo. A su espalda llevaba una mochila y una ballesta, y de su cinturón colgaba un hacha de mano, un carcaj con un buen numero de pivotes, bien asegurados para no hacer ningun ruido, y una cantimplora. No parecía llevar escudo ni ningún emblema a la vista.
- Mi nombre es Grimmorgain Lockhammer, miembro del muy honrado cuerpo de exploradores de profundidad de Nordarr. - Ahora su voz sono profunda, solemne.- Podeis llamarme Grim, o Grimlock...
- Pero...¿que te ha sucedido? - Vanya miraba fijamente al enano. - Parece que lleves dias arrastrandote por las rocas.
- Ayer hizo una semana, para ser exactos. Y no es que me haya arrastrado por las rocas, es que para sobrevivir solo aqui abajo una de las reglas fundamentales que debes seguir es no oler a nada que no sea la roca. - Grimlock se acercó hacia ellos, parecia algo menos tenso, aunque permanecía alerta.- Y lo que me paso... es largo de explicar, y debería revelaros cierta información que no se si debería confiaros. Aunque portando esos sellos, y dadas las circunstancias, creo que confiaré en vosotros.
- Si llevase una semana solo y sin luz por estas cuevas creo que ya estaría loco. -Adrash no había dejado de fijar la vista en el enano en ningun momento. Su actitud se relajó en el mismo momento en el que el enano pronunció 'confiaré'. - De hecho, casi lo estoy y solo llevamos tres dias dando vueltas por aqui.
- Este es mi hogar, Ala de Fuego. Supongo que habrá algún lugar al que tu llames así. Por cierto, extraño nombre, o es un apodo, o no eres de por aquí.
- No es un apodo, no soy de por aqui, y tampoco hay un lugar al que llame hogar. Ya no. - La voz de Adrash sono cortante y fria.- Creo que tu historia en estos momentos es mucho más interesante que la mia.
- En eso tienes razón. - El enano sonrió al caballero, como si el tono tajante le agradase.- Iré al grano. Si no me equivoco, Nordarr ha sido atacada.
- ¿Si no te equivocas? ¿Qué significa si no te equivocas? - Adrash miraba inquisitivamente al enano. Sus rasgos, solamente iluminados por la tenue luz rojiza que emanaba de su espada, parecían incluso más agresivos de lo habitual.
- Mmm... - el enano meso su barba lentamente - Todo esto requiere de cierta explicacion. Por eso decía que tenía que confiar en vosotros. Bien, lo primero que debeis saber es que Nordarr, como sucede con Fortaleza, no fue construida por nosotros. Toda no, al menos. Buena parte de la ciudad, la más antigua, estaba ahi cuando los primeros peregrinos de nuestra raza llegaron a estas tierras. Ya no queda ninguno vivo de ellos, los mas longevos murieron hace tres siglos, pero su tradición y sus diarios todavía se conservan como un tesoro. De hecho, para nosotros, son un tesoro.
Vanya no pudo evitar sonreir.
- Los enanos nunca dejareis de asombrarme...
- Ni los elfos a nosotros, supongo. - De nuevo, Grimlock sonrió.- Antes de nada, debo deciros que lo que os voy a contar ahora es un secreto, al menos por lo de ahora. Unicamente algunos de los habitantes de Nordarr, y un puñado de gente de la superficie lo conociamos hasta hace poco. Entre ellos, estamos los miembros de tercer grado del cuerpo de exploradores, los miembros del consejo de la ciudad, y los generales del ejercito Isvar. Dado que llevais sellos de General...
- ¿Sellos de General? - Adrash miró asombrado al sello de su mano, todavía descubierta. Vanya no parecía sorprendida, y Mirko continuaba con su rostro hierático.- No sabía...
- Pues si, lo son. ¿Quien os los entrego?
- Lord Saryon. - La voz atonal de Mirko sono casi como un golpe. - El Gobernador.
Ahora fue el enano el que pareció sorprendido.
- ¿Gobernador? ¿Saryon? No lo conozco en persona, pero tenía entendido que... Bueno, será mejor que os cuente mi historia, y despues podréis ponerme al dia de lo sucedido en la superficie las ultimas semanas...
Todos asintieron en silencio.
- Bien, ¿por donde iba? Ah, si, el secreto. Lo dicho, es un conocimiento que, por vuestro rango, - Ahora la sonrisa del enano adquirió un deje sarcástico, asi como su tono de voz. - os puedo transmitir. La ciudad de Nordarr tiene un sistema de defensa construido, o eso creemos, por sus primeros habitantes. Al menos, estaba ahi cuando llegamos. El sistema de defensa consiste en una serie de artilugios mecánicos, apoyados en ciertos artefactos mágicos. Los primeros llegados tardaron muchos años, casi un siglo, en comprenderlo, pero lo lograron. En realidad, el sistema defensivo consiste en que la gigantesca plataforma de piedra en la que se apoya toda la ciudad puede, a través de esos artilugios mecánicos y mágicos, hundirse en la montaña varios cientos de metros. Pues bien, o mucho me equivoco, o ese sistema ha sido activado.
Todos se quedaron en silencio. Vanya y Adrash tenian los ojos abiertos de par en par, y miraban fijamente al enano.
- Antes dijiste que deducías que era así, ahora que si no te equivocas. - Mirko fue el primero en reaccionar ante la sorpresa, si es que realmente podía estar sorprendido.- ¿Por que?
- Os lo explicaré. Hace una semana sali con una escuadra de cinco exploradores en una mision. Buscábamos información sobre ciertos sucesos extraños que habían venido ocurriendo desde unas semanas atrás. Algo estaba pasando en Las Profundidades, o al menos todas las pistas que habíamos recibido nos lo indicaban. Criaturas que llegaban demasiado lejos de sus lugares, otras que repentinamente ya no estaban donde debían, caravanas perdidas... Algo se estaba moviendo o se había movido por allá abajo. A los de la superficie os puede costar comprender lo descomunal que es el submundo, incluso para nosotros. Conocerlo y saber lo que sucede es complejo, y requiere de una vigilancia constante. El concepto de geografía se vuelve sumamente borroso aqui. Dos lugares pueden estar separados por solo cien metros de roca, pero estar a varias semanas de camino. Bien, pues, al poco de salir de Nordarr, repentinamente, un torrente de agua que llenaba todo el conducto por el que transitábamos, nos arrastró. De mis compañeros no he vuelto a saber nada, es posible que ninguno haya sobrevivido. De hecho, yo he sido muy afortunado por sobrevivir. Fui capaz de apartarme en un recoveco, y aunque al final el agua me arrastró durante bastante tiempo, logré salir a flote y tomar aire cuando creía que no podría aguantar más. Cuando me desperté estaba a oscuras y no sabía donde. La corriente era más rápida de loque pensaba, ahora que logré saber donde estoy me sorprende que hubiera alejado tanto.
- ¿Y... como deduces que han hecho funcionar esas defensas? - Adrash parecía no acabar de encajar lo que les habían contado.
- El agua. Solo pudo haber salido de allí. No hay ninguna otra respuesta a esa pregunta. Estamos hablando del equivalente a un lago de un par de cientos de metros de longitud, y varias decenas de profundidad. El conducto por el que avanzabamos medía varios metros de alto y de ancho... - Grimlock parecía totalmente seguro de lo que decía.- ¿Recuerdas que os dije que los exploradores de tercer rango teníamos ese conocimiento? - Todos asintieron.- Pues por esto lo tenemos. Si el sistema se activase, lo más probable es que alguno de nosotros estuviese en el exterior de la ciudad, y podría informar de lo sucedido y sus consecuencias a nuestros aliados en el exterior. Vosotros. Y parece que los que tomaron la decision de mantenernos informados acertaron.
- ¿Y ahora? - Adrash parecía sentirse algo más cómodo ante la perspectiva de salir de allí abajo. - ¿Que sucederá con Nordarr? ¿Donde están?
- Pues, si te soy sincero, no estoy demasiado seguro. Por lo que se, el sistema estaba pensado para devolver la ciudad a su sitio tras un tiempo. Y quizá los que lo construyeron pensaron en que hubiera salidas en la nueva altura. Pero eso son conjeturas. Tendríamos que buscar una ruta hasta la nueva posición, e investigar. Parece una tarea ardua para unos pocos. Me inclino a pensar que los que están dentro lograrán salir en algún momento. Son muchos, y aunque tendrám que dedicar esfuerzos a organizarse y racionar la comida y revisar y activar el mecanismo, estoy seguro de que buscarán formas de salir de la ciudad o comunicarse con el senado. En realidad, casi me preocupa mas el motivo por el que pudieron activarlo. Creo que hay un ejército de lezzars moviéndose por las profundidades.
- Lo hay. - La voz de Mirko sonó cortante.- Han ido al norte. Si los avisos del senado no llegaron a tiempo, o la ciudad no tiene un sistema de defensa como el de Nordarr, creo que tendremos que llorar la pérdida de Valgrim.
- Si es así, les habrá salido cara. - La amargura asomó al rostro de Grimlock. - Valgrim es una ciudad de mineros, y contruida por mineros. Está plagada de trampas y de lugares donde establecer buenas defensas, y sus habitantes son muy duros. Aunque... si el rastro que encontré no me engaña... tienes razón, no tienen ninguna oportunidad. Tambien siento curiosidad por otra cuestion... Los niños.
Los tres compañeros fijaron su mirada en el rostro del enano al unísono.
- ¿Has visto algo?¿Sabes algo? - Incluso en la penumbra que los rodeaba, todos pudieron ver como los ojos de Vanya se ponían vidriosos.- En Vallefértil fue a los únicos que no se comieron.
- ¿Vallef...? -Ahora fueron los ojos del enano los que se abrieron de par en par.- ¿Pero que demonios está...?
- ¡Que sabes de los niños! - Vanya oscilaba entre la ira y la tristeza, o más bien hacia ambas.
- Se los llevan. En carros. Vivos, aunque parecen... en trance. Hacia las profundidades. - Grimlock parecía confuso, aturdido. -No se... no se a dónde, pero puedo seguir el rastro. Creo que nunca en mi vida veré nada tan... horrible. No me parece... posible.
- No apuestes por ello, amigo. - La voz de Adrash sonó casi tétrica. - No apuestes por ello.
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