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Escrito por na el sábado, 25 de mayo de 2019

Creo que el órgano humano más denostado es la piel.
Sí, paradójicamente.
Y esta vez, quiero evitar divagar sobre las oscuras intenciones que nos llevan a la situación actual.

Tan sólo quiero expresar lo que percibo.

Y me doy cuenta que la piel es gigante.
En cuanto a tamaño y función.
Y que si cuento las mucosas, el concepto de dentro y fuera se cae.
Y que si empiezo a nombrar a LA MUCOSA, quizá deje de llamar inconscientes a sus percepciones.

Martí Bosch, ex-oncólogo infantil, en YouTube, en la charla sobre curar el cuerpo, dice (entre muchísimas otras verdades revolucionarias) que una de las funciones de la piel, es eliminar deshechos.
Y que con dos quilos de sal y media bañera de agua caliente, puedo hacerme una diálisis para ayudar al resto de órganos del sistema excretor (hígado, pulmón, riñón…) al ritmo de contaminantes que llevo, casi que debo.

Hasta ese punto vital.

Y para dejarla funcionar, se ve que lo suyo es saber cómo funciona.
Porque si la dejamos sola, si la dejamos inconsciente, todo está montado para condicionarnos.
Y eso es lo que quiero evitar.

Más allá del maquillaje y la ropa, más allá de la asfixiante estética, hay un cuerpo que palpita, que suda, que huele, que menstrúa.
Un cuerpo natural.
En perfecto equilibrio.
Y por eso vivo.

Cuando quien tiene el poder de establecer la moral (en nombre de lo social o lo divino, me da igual) pretende contradecir las funciones vitales, mi ética se hace añicos porque creo que quebrantamos algo sagrado.

Que si hacerlo es nuestro deseo, allá cada cual con su conciencia, pero al menos, sepamos que eso es lo que estamos eligiendo.
No nos hagamos las sorprendidas luego.

Además de al tacto, quiero decir al contacto físico, la piel es sensible a la energía.
Es sensible a la luz, es sensible al calor.
Y es sensible a eso que se supone que no existe.

Desde siempre me ha encantado desnudarme.
Nunca entendí por qué tenía que taparme.
Fue un alivio encontrarme con el nudismo.
Ahora sé que mi piel necesita respirar.
Y lo hace mejor sin corazas ni velos.
No necesito más argumentos.