Escrito por Cronos el lunes, 16 de febrero de 2009
Para empezar:
Supongamos que tomamos a una persona. La metemos en una habitacion oscura. No "en penumbras", no. Negra. Sin un ápice de luz. Además, esa habitación está totalmente aislada, ni un solo sonido entra ni sale de ella. Imaginemos, además, que inmovilizamos por completo a esa persona. No me sirve para lo que quiero decir que esté encadenada, aunque ya sería bastante duro. No, la inmovilizamos con algun tipo de droga que le impida tanto moverse como sentir al tacto - existen, creo, y si no, basta con imaginarlo. Por si no fuera suficiente, el aire de la habitación, totalmente estático, no transmite olores ni sabores de ningun tipo, y su temperatura es neutra. No hace frío, pero tampoco calor.
Creo que con esto cualquier lector con claustrofobia habrá dejado de leer, y cualquiera que no, sentirá ya, al menos, un terrible sentimiento de desazón.
Todavía puede ser peor.
Supongamos que ese encierro es indefinido. Que se alimenta y se hidrata a esa persona por via intravenosa, para que no muera. Supongamos tambien que esa celda es imposible de abrir. Que no es posible fisicamente salir de ella.
La verdad, se me ocurren pocas torturas mayores o mas crueles.
Desarrollando:
Ok, aqui surge una disyuntiva.
Caso A:
Supongamos que yo creo que todo ser humano tiene un alma inmortal que se une a su cuerpo cuando nace (o cuando es fecundado, esto da lugar, tambien, a una discusión permanente entre creyentes y no creyentes), y que se separa de el en el momento en el que muere. Supongamos, tambien, que yo creo en un dios que nos hizo a su imagen y semejanza, y que ha dicho que debemos respetar la vida por encima de todo, y que la vida y la muerte es algo que solo le compete a el.
Bien, pues no puedo entender, no me entra en la cabeza como alguien que cree todo esto puede creerse con el derecho e incluso el deber de someter el alma inmortal de un congénere a sufrir la tortura que describo al principio del artículo.
Ok, tambien es posible que ese creyente crea que al alma inmortal no le importa tal cosa, o que realmente no sufre por permanecer en ese estado. Es lo que tienen las creencias no basadas. Tambien podrían creer que un grupo de misters universo o de davids beckhams la estan cuidando en las puertas del paraiso mientras tanto. No deja de ser una mera creencia.
Lo que no es comprensible de ninguna forma es que alguien con esas creencias pretenda que los demás las compartamos, y sobre todo, que todos, creyentes o no, estemos obligados a cumplir con las consecuencias que de esas creencias (repito, no basadas) se desprenden. O más bien, "que ellos han desprendido". Porque aun partiendo de aceptar esas mismas creencias sigo sin encontrar la razon por la que se deba mantener viva artificialmente a una persona cuando es obvio que dios ya dispuso su muerte, y solo la mano del hombre está retrasando ese momento. Eso no es amor a la vida, son ganas de permitir que alguien sufra sin motivo ni razon alguna.
Caso B:
Supongamos que, en lugar de creer en creencias no basadas, me limito a creer en aquello que, por estar demostrado y ser irrefutable, no es posible negarlo. Supongamos que, a partir de la premisa de la demostrabilidad e irrefutabilidad, y durante no poco tiempo, no pocas generaciones, y a traves del estudio de no pocos seres humanos, hemos llegado a una conclusion: La capacidad de sentir (con el significado mas amplio de esta palabra, conocer el entorno y responder a el, y esto incluye la inteligencia y la emocionalidad al completo, claro) reside en un órgano, y ese órgano es el cerebro.
Por lo tanto, y a pesar de todo lo que falta por descubrir sobre el funcionamiento del cerebro, podemos decir sin miedo a equivocarnos que cuando el cerebro de una persona muere, la persona muere. Aun creyendo en almas inmortales, y en un dios omnisciente y omnipresente, la ciencia ha demostrado que si tenemos alma, esta reside en el cerebro. Y las pruebas son completamente irrefutables. Sabemos que si ciertas areas del cerebro se dañan, se pierde la memoria o determinadas facultades cognitivas, o nuestra personalidad cambia.
Bien, partiendo de este conocimiento ¿Qué utilidad puede tener desde cualquier punto de vista, mantener con vida a una persona cuyo cerebro ha muerto?
De nuevo, desde una perspectiva cientifica, sigue sin estar justificado de ningun modo.
Conclusión:
Aunque la muerte de un ser humano siempre sea una noticia triste, no puedo dejar de alegrarme de que Eluana descanse en paz (por fin). Tambien, y aunque sepa que lo mas probable es que nunca lean este texto, me gustaría hacer llegar a su familia y seres queridos mis mas sinceras condolencias por la muerte acaecida ya hace 17 años y solo retrasada hasta hace unos dias por la contumaz cortez de miras de algunos dirigentes politicos y religiosos, y por el sufrimiento, las vejaciones y los insultos que los fundamentalistas católicos les han hecho pasar en este tiempo. Mi esperanza y mi deseo es que su esfuerzo y su sufrimiento no hayan caido en saco roto, y que su ejemplo sirva para que otros no tengan que pasar por todos esos sufrimientos en el futuro.
¿Se daran cuenta algun dia los fundamentalistas catolicos de que no tienen derecho a imponernos sus creencias ni a los creyentes ni a los que no lo somos? Por no hablar de lo sumamente hipocrita -y hasta ridícula- que es la defensa de la vida de Eluana si se echa un vistazo, por ejemplo, a la actitud que la misma iglesia, con las mismas creencias y la misma fe mantuvo con respecto a los nazis o el bando nacional en la guerra civil no hace tanto tiempo.
Supongamos que tomamos a una persona. La metemos en una habitacion oscura. No "en penumbras", no. Negra. Sin un ápice de luz. Además, esa habitación está totalmente aislada, ni un solo sonido entra ni sale de ella. Imaginemos, además, que inmovilizamos por completo a esa persona. No me sirve para lo que quiero decir que esté encadenada, aunque ya sería bastante duro. No, la inmovilizamos con algun tipo de droga que le impida tanto moverse como sentir al tacto - existen, creo, y si no, basta con imaginarlo. Por si no fuera suficiente, el aire de la habitación, totalmente estático, no transmite olores ni sabores de ningun tipo, y su temperatura es neutra. No hace frío, pero tampoco calor.
Creo que con esto cualquier lector con claustrofobia habrá dejado de leer, y cualquiera que no, sentirá ya, al menos, un terrible sentimiento de desazón.
Todavía puede ser peor.
Supongamos que ese encierro es indefinido. Que se alimenta y se hidrata a esa persona por via intravenosa, para que no muera. Supongamos tambien que esa celda es imposible de abrir. Que no es posible fisicamente salir de ella.
La verdad, se me ocurren pocas torturas mayores o mas crueles.
Desarrollando:
Ok, aqui surge una disyuntiva.
Caso A:
Supongamos que yo creo que todo ser humano tiene un alma inmortal que se une a su cuerpo cuando nace (o cuando es fecundado, esto da lugar, tambien, a una discusión permanente entre creyentes y no creyentes), y que se separa de el en el momento en el que muere. Supongamos, tambien, que yo creo en un dios que nos hizo a su imagen y semejanza, y que ha dicho que debemos respetar la vida por encima de todo, y que la vida y la muerte es algo que solo le compete a el.
Bien, pues no puedo entender, no me entra en la cabeza como alguien que cree todo esto puede creerse con el derecho e incluso el deber de someter el alma inmortal de un congénere a sufrir la tortura que describo al principio del artículo.
Ok, tambien es posible que ese creyente crea que al alma inmortal no le importa tal cosa, o que realmente no sufre por permanecer en ese estado. Es lo que tienen las creencias no basadas. Tambien podrían creer que un grupo de misters universo o de davids beckhams la estan cuidando en las puertas del paraiso mientras tanto. No deja de ser una mera creencia.
Lo que no es comprensible de ninguna forma es que alguien con esas creencias pretenda que los demás las compartamos, y sobre todo, que todos, creyentes o no, estemos obligados a cumplir con las consecuencias que de esas creencias (repito, no basadas) se desprenden. O más bien, "que ellos han desprendido". Porque aun partiendo de aceptar esas mismas creencias sigo sin encontrar la razon por la que se deba mantener viva artificialmente a una persona cuando es obvio que dios ya dispuso su muerte, y solo la mano del hombre está retrasando ese momento. Eso no es amor a la vida, son ganas de permitir que alguien sufra sin motivo ni razon alguna.
Caso B:
Supongamos que, en lugar de creer en creencias no basadas, me limito a creer en aquello que, por estar demostrado y ser irrefutable, no es posible negarlo. Supongamos que, a partir de la premisa de la demostrabilidad e irrefutabilidad, y durante no poco tiempo, no pocas generaciones, y a traves del estudio de no pocos seres humanos, hemos llegado a una conclusion: La capacidad de sentir (con el significado mas amplio de esta palabra, conocer el entorno y responder a el, y esto incluye la inteligencia y la emocionalidad al completo, claro) reside en un órgano, y ese órgano es el cerebro.
Por lo tanto, y a pesar de todo lo que falta por descubrir sobre el funcionamiento del cerebro, podemos decir sin miedo a equivocarnos que cuando el cerebro de una persona muere, la persona muere. Aun creyendo en almas inmortales, y en un dios omnisciente y omnipresente, la ciencia ha demostrado que si tenemos alma, esta reside en el cerebro. Y las pruebas son completamente irrefutables. Sabemos que si ciertas areas del cerebro se dañan, se pierde la memoria o determinadas facultades cognitivas, o nuestra personalidad cambia.
Bien, partiendo de este conocimiento ¿Qué utilidad puede tener desde cualquier punto de vista, mantener con vida a una persona cuyo cerebro ha muerto?
De nuevo, desde una perspectiva cientifica, sigue sin estar justificado de ningun modo.
Conclusión:
Aunque la muerte de un ser humano siempre sea una noticia triste, no puedo dejar de alegrarme de que Eluana descanse en paz (por fin). Tambien, y aunque sepa que lo mas probable es que nunca lean este texto, me gustaría hacer llegar a su familia y seres queridos mis mas sinceras condolencias por la muerte acaecida ya hace 17 años y solo retrasada hasta hace unos dias por la contumaz cortez de miras de algunos dirigentes politicos y religiosos, y por el sufrimiento, las vejaciones y los insultos que los fundamentalistas católicos les han hecho pasar en este tiempo. Mi esperanza y mi deseo es que su esfuerzo y su sufrimiento no hayan caido en saco roto, y que su ejemplo sirva para que otros no tengan que pasar por todos esos sufrimientos en el futuro.
¿Se daran cuenta algun dia los fundamentalistas catolicos de que no tienen derecho a imponernos sus creencias ni a los creyentes ni a los que no lo somos? Por no hablar de lo sumamente hipocrita -y hasta ridícula- que es la defensa de la vida de Eluana si se echa un vistazo, por ejemplo, a la actitud que la misma iglesia, con las mismas creencias y la misma fe mantuvo con respecto a los nazis o el bando nacional en la guerra civil no hace tanto tiempo.