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Escrito por neotobarra el lunes, 2 de agosto de 2010

Este caso tiene ya unos años y armó cierto revuelo en su momento, como puede deducirse de la inmensa cantidad de noticias que existen en internet sobre el tema a pesar de haber sucedido en el año 2004. En noviembre de ese mes se publicó en la revista Interviú un polémico reportaje sobre el dinero que pagó el banco Citibank a los sindicatos CCOO, UGT y FITC (Federación Independiente de Trabajadores del Crédito) presentes en su empresa, para obtener a cambio colaboración en ciertas negociaciones. Los pagos comenzaron en 1999, cuando se negoció y firmó el primero de cuatro acuerdos entre empresa y sindicatos. Dichos acuerdos suponían, por orden cronológico, lo siguiente:

- Noviembre de 1999: traslado del centro de llamadas telefónicas de Madrid y sus 250 trabajadores a Barcelona, con la negativa de la mayoría de los mismos, que terminaron por abandonar sus puestos de trabajo cobrando las indemnizaciones pactadas por los sindicatos.

- Mayo de 2000: reducción de plantilla de más de doscientas personas, mediante prejubilaciones y bajas incentivadas.

- Noviembre de 2002: reforma del plan de pensiones de los empleados, ahorrándose el banco más de un millón de euros en aportaciones ya comprometidas.

- Julio de 2003: traspaso de activos a una nueva empresa, Citifin, cuyos empleados se rigen por el convenio de entidades financieras y no por el de banca, mucho más favorable para ellos, con el ahorro que ello supone para la empresa y los perjuicios que implica para los trabajadores.

El presidente de Citibank reconoció posteriormente haber pagado más de 650.000 € a CCOO (en concreto a Comfia, su federación en este sector), UGT y FITC, en lo que respecta a los dos primeros acuerdos, y a Comfia y FITC en lo que se refiere a los dos segundos, y afirmó que lo hizo "por el esfuerzo que realizaron durante las negociaciones" que culminaron en dichos acuerdos. UGT no cobró en los dos últimos acuerdos porque la difusión del cobro del dinero correspondiente a los dos primeros generó un pequeño escándalo interno que se saldó con el abandono de varios afiliados de la empresa, que se afiliaron al sindicato CGT formando la sección sindical en la empresa.

También se habló de otros 300.000 € pagados en negro a Comfia y FITC por los dos últimos pactos, aunque finalmente según una sentencia judicial ese dinero estaba en manos del antiguo jefe de relaciones laborales y recursos humanos de la empresa, quien se lo quedó con fines personales y sin conocimiento de sus superiores. Lo que sí se demostró cierto a pesar de que desde Comfia se negaba es que, además de todo ese dineral que sí que se pagó a esas organizaciones sindicales, también se obsequió con cinco ordenadores a Comfia y con el pago de un viaje a Nueva York y entradas para ver un partido de baloncesto en Los Ángeles a varios dirigentes de Comfia y otras federaciones de CCOO.

Es de destacar también la actitud de Comfia ante todo este asunto, defendiendo los acuerdos firmados por considerarlos beneficiosos para los trabajadores de Citibank (algo que tampoco es ninguna novedad); recalcando su inocencia ante las acusaciones de cobro de dinero negro con más tenacidad de la mostrada al justificar los 650.000 € que sí admitieron haber cobrado; tratando de relacionar a la sección sindical de CGT y su representante, crítico con Comfia, con el encargado de personal de Citibank acusado de apropiación indebida de dinero de la empresa; y justificando el cobro de esas inmensas cantidades de dinero, quitándoles importancia y afirmando que eran necesarias para pagar a los abogados y "expertos" cuyo asesoramiento había permitido obtener tan beneficiosos acuerdos. Llegaron a decir incluso que, si no lo hubiera pagado la empresa, ese dinero debiera haber salido del bolsillo de los trabajadores no afiliados a los sindicatos.

CGT, que en los dos últimos pagos también tenía sección sindical en la empresa pero no recibió dinero por su parte, denunció ante la Justicia a Comfia. La sentencia consideró probado que Citibank había pagado esa gran cantidad de dinero a los sindicatos Comfia, UGT y FITC para obtener su colaboración en la firma de los acuerdos, pero no hubo condena porque sobornar a los sindicatos no es un delito castigado por las leyes españolas.