Escrito por ObservatoriuLlaboral el sábadu, 14 xunetu de 2007
Responsables de Comisiones Obreras se han encargado de denunciar públicamente el incumplimiento de la gerencia del Hospital de Cabueñes en cuanto al desarrollo de medidas de seguridad que protejan de posibles agresiones a los trabajadores del área de salud mental. Este compromiso, según explica Chelo Llaneza como delegada sindical de CC OO, se había alcanzado en una reunión entre los representantes de los trabajadores y el gerente del Hospital de Cabueñes, Juan Martínez Cossent. Reunión que tuvo lugar por la agresión de la que fue víctima el psiquiatra Guillermo Rendueles el pasado mes de mayo en su puesto de trabajo del centro de salud mental de Pumarín.
Los trabajadores denuncian que las medidas urgentes comprometidas por la gerencia del hospital gijonés aún no se han producido ni se observan actuaciones que hagan pensar que se van a desarrollar en un breve espacio de tiempo. Las medidas pactadas incluían puertas de escape, alarmas acústicas o un refuerzo en la seguridad de los centros.
Chelo Llaneza, delegada sindical de CC OO, denuncia «la inoperancia, así como la despreocupación que a esta dirección le merece la seguridad de sus trabajadores, tal como está demostrando; así como la de los usuarios, que de forma indirecta padecen esta situación». Llaneza destaca también la sensación de desamparo que tienen los trabajadores sanitarios que conforman este colectivo, y que se traduce en una sensación de nerviosismo ante la posibilidad de que se repitan agresiones como la de Pumarín. «Este estado puede repercutir en la calidad del trato a los pacientes», matiza Llaneza.
Los trabajadores denuncian que las medidas urgentes comprometidas por la gerencia del hospital gijonés aún no se han producido ni se observan actuaciones que hagan pensar que se van a desarrollar en un breve espacio de tiempo. Las medidas pactadas incluían puertas de escape, alarmas acústicas o un refuerzo en la seguridad de los centros.
Chelo Llaneza, delegada sindical de CC OO, denuncia «la inoperancia, así como la despreocupación que a esta dirección le merece la seguridad de sus trabajadores, tal como está demostrando; así como la de los usuarios, que de forma indirecta padecen esta situación». Llaneza destaca también la sensación de desamparo que tienen los trabajadores sanitarios que conforman este colectivo, y que se traduce en una sensación de nerviosismo ante la posibilidad de que se repitan agresiones como la de Pumarín. «Este estado puede repercutir en la calidad del trato a los pacientes», matiza Llaneza.
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