Escrito por na el lunes, 19 de octubre de 2015
Estoy en un punto de salud precario.
Tengo la sensación de que en cualquier momento puedo precipitar la balanza hacia el otro lado.
Mis hábitos son el resultado de mi estado de salud actual.
Racionalmente evidente, mi conducta me enferma.
Elijo vivir y vivo sin vivir en mi.
El médico me dice que abandone mi querida adicción.
Y, por enésima vez, estoy de acuerdo.
Pero, no importa dónde la deje, siempre me encuentra.
Me boicoteo.
Me aterra mi sombra.
Me duele la espalda donde me nacen las alas.
Pongo el piloto automático y en caída libre me arrastra.
Presa de mis adicciones. Alimentándolas.
Mis hábitos me impiden aletear con mi atención plena centrada en mi cuerpo.
Lo lógico es concluir el proceso de cambio y volver a casa.
Lo que la lógica olvida es que si pudiera hacerlo, estaría sana.
Tengo la sensación de que en cualquier momento puedo precipitar la balanza hacia el otro lado.
Mis hábitos son el resultado de mi estado de salud actual.
Racionalmente evidente, mi conducta me enferma.
Elijo vivir y vivo sin vivir en mi.
El médico me dice que abandone mi querida adicción.
Y, por enésima vez, estoy de acuerdo.
Pero, no importa dónde la deje, siempre me encuentra.
Me boicoteo.
Me aterra mi sombra.
Me duele la espalda donde me nacen las alas.
Pongo el piloto automático y en caída libre me arrastra.
Presa de mis adicciones. Alimentándolas.
Mis hábitos me impiden aletear con mi atención plena centrada en mi cuerpo.
Lo lógico es concluir el proceso de cambio y volver a casa.
Lo que la lógica olvida es que si pudiera hacerlo, estaría sana.
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