Escrito por Sumiciu el vienres, 20 xunetu de 2007
Soñaban las noches que no nos contaron con manos traviesas atadas a un cordel. Y al despertar, todos dudábamos de la pesadilla, de adivinar certezas y dejarlo correr.
Se daba la cuerda de sí y la piel se fue acostumbrando, cogiendo su forma, perdiendo el tacto y con el tiempo las manos ni siquiera eran capaces de tener resto de sensibilidad. Por un momento parecía que allí no había nada, que no había pasado ni era real.
Sucede que, a veces sin causa oportuna, la llaga roza delicada el cordel y el eco en las entrañas escuece con fuerza mientras que el sueño amenaza con volver. Se abren los ojos, la luz ataca las pupilas y besas con fuerza e ímpetu el dolor a la vez que tu cara se queda fría, ausente de sangre, bañada únicamente por el sudor...
En medio de ningún sitio, ves las cartas marcadas y lo peor es que no es ninguna novedad. Tampoco era malo cuando no perdías, aunque sabías que tú día tardaba en llegar (y las barbas cansadas de tanto remojo...encogieron, y apenas recuerdan a ti)
Son momentos sin nada especial salvo que el vaso se llega a rebosar, miradas conscientes sumidas en rutina que se ven deslumbradas por la misma luna del alba...furtivo pensamiento, escupe hipocresía: ¿quién me lo llegara a contar?
Y están ahí, haciendo su jugada. Sonriendo todo el tiempo mientras simulas ser feliz, siguen aquí riendo a carcajadas mientras machaco las teclas que me obligan a reir...
Se daba la cuerda de sí y la piel se fue acostumbrando, cogiendo su forma, perdiendo el tacto y con el tiempo las manos ni siquiera eran capaces de tener resto de sensibilidad. Por un momento parecía que allí no había nada, que no había pasado ni era real.
Sucede que, a veces sin causa oportuna, la llaga roza delicada el cordel y el eco en las entrañas escuece con fuerza mientras que el sueño amenaza con volver. Se abren los ojos, la luz ataca las pupilas y besas con fuerza e ímpetu el dolor a la vez que tu cara se queda fría, ausente de sangre, bañada únicamente por el sudor...
En medio de ningún sitio, ves las cartas marcadas y lo peor es que no es ninguna novedad. Tampoco era malo cuando no perdías, aunque sabías que tú día tardaba en llegar (y las barbas cansadas de tanto remojo...encogieron, y apenas recuerdan a ti)
Son momentos sin nada especial salvo que el vaso se llega a rebosar, miradas conscientes sumidas en rutina que se ven deslumbradas por la misma luna del alba...furtivo pensamiento, escupe hipocresía: ¿quién me lo llegara a contar?
Y están ahí, haciendo su jugada. Sonriendo todo el tiempo mientras simulas ser feliz, siguen aquí riendo a carcajadas mientras machaco las teclas que me obligan a reir...