Escrito por Yosi_ el viernes, 8 de febrero de 2008
A estas alturas, cuando prácticamente toda forma de difusión cultural ha evolucionado no solo transformándose, sino abriendo el abanico de opciones más allá de lo tradicional, muchos aún echamos en falta que repercuta en el mundo literario, el gran olvidado de la tecnología a mi modo de ver. Paradójicamente un proceso que surgió del texto puro y duro para ir adaptándose progresivamente a los contenidos multimedia, se dejo en mitad del camino al libro convencional y de momento no se ha llevado a cabo ningún proyecto con cierta repercusión que permita sustituirlo.
Por supuesto habrá quien diga que se puede utilizar un ordenador con un programa específico para esos fines, o incluso una PDA, que facilita la movilidad, pero creo que cualquiera que haya intentado leer una obra completa de cierta extensión en una pantalla convencional estará de acuerdo conmigo en que es francamente incómodo. Y aparte de eso, las ofertas de libros en formato digital a día de hoy forman parte de un mercado totalmente marginal, sin ninguna repercusión social y en absoluto atractivas si establecemos la comparación con el papel.
A raíz de todo esto me ha dado por investigar acerca del tema y he descubierto algo esperanzador. Se trata de una tecnología llamada e-ink que se aleja del concepto de las pantallas tradicionales e introduce una forma de representación de imágenes sin consumo estático y con aspecto de papel tradicional, incluso con mayor resolución. Esto se consigue gracias a que a diferencia de lo que es habitual, en este caso no se utiliza una superficie iluminada refrescada con cierta frecuencia, sino que se trata de una imagen fija generada a partir del posicionamiento de partículas pigmentadas que una vez situadas (y para esto evidentemente si se requiere un consumo) permanecen en la misma posición sin aplicar ningún voltaje.
Por supuesto habrá quien diga que se puede utilizar un ordenador con un programa específico para esos fines, o incluso una PDA, que facilita la movilidad, pero creo que cualquiera que haya intentado leer una obra completa de cierta extensión en una pantalla convencional estará de acuerdo conmigo en que es francamente incómodo. Y aparte de eso, las ofertas de libros en formato digital a día de hoy forman parte de un mercado totalmente marginal, sin ninguna repercusión social y en absoluto atractivas si establecemos la comparación con el papel.
A raíz de todo esto me ha dado por investigar acerca del tema y he descubierto algo esperanzador. Se trata de una tecnología llamada e-ink que se aleja del concepto de las pantallas tradicionales e introduce una forma de representación de imágenes sin consumo estático y con aspecto de papel tradicional, incluso con mayor resolución. Esto se consigue gracias a que a diferencia de lo que es habitual, en este caso no se utiliza una superficie iluminada refrescada con cierta frecuencia, sino que se trata de una imagen fija generada a partir del posicionamiento de partículas pigmentadas que una vez situadas (y para esto evidentemente si se requiere un consumo) permanecen en la misma posición sin aplicar ningún voltaje.