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Lea aquí la recopilación de textos de Enrique Martínez Reguera 
Escrito por 1984 el domingo, 20 de enero de 2008

Felix vivía en una callejuela del entorno a San Bernardo, zona en donde por aquel entonces se guarecía la prostitución.



El juez del Tribunal Tutelar me había puesto al corriente de que la madre del chiquillo no le podía cuidar como debiera, precisamente porque se aplicaba a tan tedioso y lacerante menester; vivía con un chulo que se la beneficiaba amén de sacarle toditos los cuartos; estaba anémica y tuberculosa y tenía una hija menor que el niño, a la cual no le esperaba un porvenir más halagüeño.



Cuando me entregaron al chiquillo venía esquelética a pesar de proceder del colegio Sagrada Familia u hospicio de la Safa, traía el cuerpo lleno de costurones por los golpes que le habrían propinado antes de haber ingresado en aquel lugar, y con el pecho en quilla como estigma de su crónica desnutrición.



Con sus doce añitos recién cumplidos reflejaba en su rostro demacrado todas las guerras sin cuartel que le habían tocado en suerte, la del hambre, la violencia, la corrupción.



Quizás de ahí le viniese aquel estar siempre a la defensiva y tan dispuesto a escurrirse. Se echaba a la calle, se encontraba una bicicleta y, al menor descuido, salía al galope, o engatusaba a cualquier niño para que le prestara la suya y si te he visto no me acuerdo. Pero con la misma facilidad con que se las apropiaba se desprendía de ellas, tenía esa peculiar inclinación del bandido generoso de regalar todo lo que conseguía; en eso se han diferenciado siempre el ladronzuelo del que atesora.




- ¿Sabes montar en bici? Te la presto, date una vuelta y luego me la traes.



Cuando el otro chaval volvía, él siempre había desaparecido al trote, en otra. Si tendría destreza que alguna tarde llegó a trajinarse hasta seis bicicletas.



Escrito por 1984 el sábado, 19 de enero de 2008

Chavales



..mi memoria es una jaula desvencijada en donde apenas queda el revuelo de aquellos años de cuando viví con vosotros, pero aún sintiéndolo así, revuelo tan alejado, me esforzaré en rescatar algún recuerdo, como quien toma un pajarillo en el cuenco de las manos por el gozo inocente de echarle a volar. Excuso deciros que no pretendo escribir vuestra biografía, ni revelar algo que pudiera sorprender, simplemente deseo evocar algunos momentos de los que vivimos juntos, para que sepáis lo importantes que fuisteis en mi vida.



Cuántas fatigas no habremos pasado al compás vosotros y yo, vosotros traíais la herrumbre de la calle, yo arrastraba un carromato de códigos y formalismos y, sobre todo, aquella mi empecinada costumbre de llenaros de reproches. José Angel me lo afeó en alguna ocasión, "lo que mas me fastidia de ti, Enrique, es que siempre quieres salirte con la tuya". Razón no le faltaba.




Pero no insistáis, ahora ya lo se, de todos los chavales que pasaron por nuestra casa el más reacio a cambiar he sido yo mismo. Bien es verdad que como al santo Job me poníais incansablemente a prueba, pero cuánto empeño no habréis tenido que poner también para ir desmenuzando mi genio tan arisco.



Escrito por 1984 el sábado, 19 de enero de 2008

Lo que aquí seguirá, y lo que -solo en principio- es el propósito de este nuevo blog es la recopilación de una serie de textos, de breves relatos de Enrique Martínez Reguera en los que ilustra su experiencia con los chavales a los que, durante 30 años, ha acogido en su casa.



Éstas experiencias están ya recogidas en un libro del 2005 editado por Ediciones del Quilombo / Editorial Popular. Si queréis mas información respecto a la versión en papel, podéis dirigiros a los teléfonos 91.409.63.03 o 91.437.04 91, o bien escribir a c\Lope de Rueda, 58, bajo izq., en el 28009 de Madrid.

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