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Escrito por na el viernes, 30 de marzo de 2012

Esta es mi eterna asignatura pendiente:
No soy capaz de relacionarme desde este nivel.
Me consuelo pensando que no sólo suspendo yo,
que es "el mundo que me ha tocado".
Me frustro cuando a nadie veo en septiembre.
Tratando de seguir como si no pasara nada.
Como si hablar de futbol, del tiempo,
saciara este vacio, llenara este silencio.
Por mas que pruebo, no apruebo.
Y cada vuelta me cuesta más.
Será incapacidad personal.
Será...

Quizás los idealizo demasiado.
Esperando cosas que no son.
Que nunca serán.
Ni en mi misma, ni en las demás.
Puede que confunda fantasía y utopía
Sin embargo, me niego a dejar de buscarlos.
Aunque no los encuentre.
No voy a darlos por perdidos.
Necesito los vínculos para dar sentido.
Ni lucha ni ostias.
Son ellos el motor de mi historia.
progreso, evolución, sociedad...
Si nos aislamos los convertimos en conceptos vacíos.
¿De qué sirve mi bienestar si el planeta de mis hijos se va a la mierda igual?
Históricamente, la lucha contra la tiranía se basa en ellos.
En ese sentirse cadena, de algo más grande, más fuerte, más importante que yo...
Por eso, para someternos, tenían que cargarse las redes.
Tenían que romper el vínculo mas intenso: el materno.
(Gracias Casilda Rodrigañez Bustos por ayudarme a entenderlo)
Al dejarnos huérfanas, el vínculo fraterno dejó de tener sentido.
No bastaba con aislarme del resto.
Tenían que separarme de mi misma.
De mi cuerpo, de mis sentimientos.

Un vínculo, para mí, es la unión mas fuerte que soy capaz de crear.
La relación mas intensa, más auténtica, que existe entre las personas.
Capaz de trascender tantas cosas...
de atravesar mi ombligo y este jodido EGOismo.
Mas allá de las artificiales fronteras,
con las que pretendemos acotar la vida.
Eliminando de ella, todo lo que suene a trascendente.
Mi realidad, mi forma de concebirla, de percibirla, de interpretarla,
está doblemente limitada.
Por una parte, nada hay antes del nacimiento.
Y por tanto, nada habrá después de la muerte.
Por la otra, hemos reducido la vida a un asunto meramente individual.
Y, obediente, pienso en ella como si fuera de mi propiedad.
MI VIDA.
Se supone que me pertenece, pero...
suicidarse es "pecado" y la eutanasia "ilegal".
Paradojico...¿verdad?
Tradicionalmente, ni la moral, ni el derecho mantienen este punto de vista biográfico e individual tan moderno.
Si lo hicieran, se acabaría el arrecife y la colmena.

No sé como conceptualizar la vida, no sé a quién le pertenece, no sé si alguien puede adueñarse...
Pero sé que preferiría mil veces la muerte a separarme de ciertas personas.
Sé que moriría de pena si me faltaran.
En cierto modo es como si mi vida y la suya estuveran unidas.
Un mismo aliento repartido en distintos cuerpos.
Es tan difícil de explicar.
Es tan grande cuando sucede...

Desde que me he enfrascado con esto, no puedo dejar de preguntarme:
¿Cuántas personas dan sentido a mi vida?
Si en mi desarrollo no hubiera encontrado apoyo,
Ahora mismo estaría muerta.
Y lo peor de todo es que las relaciones con las personas que me ayudaron a salir del pozo,
estan rotas.
Decir que soy desagradecida es quedarse corta.

Son tantas las personas a quienes les debo lo que soy...
Que, ingratamente, dejé por el camino...
Y lo peor es que estoy casi segura de que no lo saben.
Ni lo he dicho, ni lo he demostrado.
A menos de forma consciente.
Me porto fatal, justamente, con quien mas quiero
Asi me va.

Es absurdo pretender que toda mi fuerza (por poca que sea) viene por entero de mi.
No es mío ese mérito.
Hoy sé que sola no hubiera sido capaz de salir, entre otras cosas, porque no tenía ningún motivo para hacerlo.
La psicología académica no acepta este enfoque.
No se plantea que podemos conectar.
Que podemos vincularnos de forma que el yo se comparte y el ego se esfuma.
Menos mal que no es la única.

Aunque lo lleve muy mal, sé que este nivel existe.
A ratos lo he sentido.
No soy capaz de mantener el impulso.
La forma que adquiere es demasiado inestable.
Enseguida se desintegra.
Y cada vez que lo hace,
muero un poco por dentro.
Cada día me vuelvo un poco mas rancia.
Más encerrada en esta coraza.
Más asfixiada entre los barrotes que un día me protegieron.

O quizá sea esa su naturaleza.
El provisional devenir de la existencia.

No es lo mismo relación que vínculo.
Puedo tener una relación (agradable o desgradable) con mi hermana,
pero el concepto fraterno sólo tiene sentido si establezco un vínculo.
Si prefiero morir a perderla.

Desde el encuadre oficial, siempre he vivido este nivel como una renuncia a mi ser.
Como no, tan sólo veia dicotomicas alternativas:
O huyo del yo (de lo que soy, de lo que quiero) y me refugio en el mundo.
O rehuyo el mundo y me escondo en el yo.
Mis aspiraciones no son socialmente compatibles.
Ni el nudismo, ni la poligamia, ni mis sentimientos...
Nunca han sido opciones aceptadas.
Ni aceptables.
Y casi me paso media vida buscando aprobación.
Hasta que comprendí que si eres auténtica, nada puedes hacer.
La honestidad es la única elección.
No puedo hacer nada por atraer.
Ni puedo evitar ser rechazada.
Haga lo que haga.
Es como el magnetismo.
Un imán no puede elegir sentirse atraído por el polo opuesto,
con esa fuerza, con esa energía, con esa pasión
irremediablemente, irresistiblemente, irracionalmente...
con idéntica fuerza con la que rechaza la misma carga.

Entregarnos al placer expande nuestros cuerpos.
Aumenta nuestra energía.
Nuestra capacidad para vincularnos.
Por eso mismo tiene que ser masacrado.
Desde la seguridad de la coraza hay que ir a por la vida.
A por todo lo que nos recuerde qué es la vida
Ni siquiera la muerte da tanto miedo.