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Escrito por na el lunes, 8 de junio de 2009

Mis sueños son mensajes cifrados del inconsciente. Esa parte de mi que no conozco. Y mis cuentos, son reflejos simbólicos de esos sueños. Dos espejos paralelos proyectándose hasta el infinito.
Malinterpretando arquetipos al traducirlos al lenguaje consciente.
Por eso nunca fui partidaria del tufazo elitista de algunos cuentos. Porque no veía la necesidad de soñar con príncipes azules perpetuando las clases sociales impuestas.
Tan obcecada en lo evidente, no he sido capaz de captar la sutil complejidad de sus metáforas.
¿Y si el color azul no viniera del liquido de las venas? ¿y si no fuera un reflejo de la tonalidad de la piel?
La montaña mas lejana es la más azul. Y a medida que te acercas va cambiando su color.
Azul es ese viejo anhelo de no contentarse con los confines del mundo conocido, con lo aceptado. Ese impulso indescriptible que nos impulsa a ir mas alla.
Azul como en su día fueron el cielo y el mar, inalcanzables, inabarcables.
Como la inmensidad de tu mirada.
Demasiado racional la opinión de que usamos ese color por la falta de Sol.

Lo mismo sucede con el título. Príncipe es aquel que todavía no ha alcanzado la corona. Que no puede gobernar a los demas porque no se gobierna a sí mismo. Y huyo de la interpretacion evidente de que se trata de un trozo de metal heredable.
¿y si la ralea de los cuentos no viniera determinada por nacimiento? ¿y si convertirse en rey fuera una posibilidad real al alcance de cualquiera y no sólo de la clase protagonista?
¿y si la corona fuera otro nombre del loto de mil pétalos?
!!!Cómo cambiaría el cuento!!!