Escrito por na el jueves, 29 de septiembre de 2016
Aun a riesgo de quedarme en la alquimia...
!Qué grandes son las metáforas para la metafísica!
La victoria del pensamiento abstracto por analogía.
Hoy quiero interpretar, a mi manera, la metáfora de Teresa alias "la santa" sobre los niveles de oración (aka toma de consciencia) y las formas de regar un huerto.
Empezando por el tejado, claro.
El cuarto nivel, a la hora de regar, es la lluvia.
Cae del cielo y riega sin que "tenga que" hacer nada.
Sin esfuerzo y para todys.
Tan solo contemplarla extasiada.
Sintiéndome parte de una red muy grande.
La tercera forma de regar es usar el agua que fluye sobre la tierra.
Abrir aquí y cerrar allá.
En este nivel de conciencia necesito imaginar, diseñar, construir y mantener formas de canalizar el agua para regar las plantas que desde mi libre albedrío elijo para sanar.
Regar aunque no llueva desafía las leyes de lo establecido y requiere un saber y un hacer.
En la segunda fase de la consciencia, cuando hace tanto que se secó el cielo que ni macuerdo, cuando en la superfície ya no fluye, puedo regar bombeando las filtraciones del subsuelo.
El agua sigue accesible en las entrañas.
Tan sólo tengo que sacarla.
En esta etapa conozco dónde está el pozo, sus dimensiones, y hasta dónde llega el nivel.
Practicar la toma de consciencia equivale a regar usando una noria.
Y sí, también requiere esfuerzo imaginarla, diseñarla, construirla y mantenerla para hacer aflorar el agua en contra de la gravedad, amén.
La primera manera de regar, cuando empiezas en esto de cultivar, sin lluvia, sin acequia y sin noria, si quiero agua tengo que sacarla del pozo a pozales.
Solo de pensarlo cuesta. ... cada gota... a pulso.
Cuesta para beber, para regar...
Aunque sea el fruto del conocimiento, o precisamente por eso.
A la luz de mi vivencia, en el XXI, hay un estrato anterior.
Una densa capa de cemento y asfalto que bloquea el acceso, no ya a las capas freáticas, sino a la tierra misma.
En este nivel cuesta creer que puedas llegar a la hipotética agua cabando profundo en la supuesta tierra.
Cuando llegas, si llegas, estás haciendo un pozo, otro más.
Pero en este nivel no importa los pozos que a lo largo y ancho de siglos y culturas hagas, porque en este nivel no importan los pozos ajenos.
Si te acercas con tu pozal a un pozo ya hecho, empieza la fase 1 del riego de Tere.
Y esta es la zona cero. Sin conciencia del ser espiritual.
Y cuando, por casualidad, percibo las fragancias, los colores y sabores de un ser cultivado, no dejo de cuestionarme...
¿Cómo lo hace?¿De dónde y cómo consigue el agua para florecer y fructificar así?
¿Cómo puede el "ser humano", " ser...feliz" en este mundo tan contaminado?
Tan árido fue el gris desierto que empecé olvidando que puedo transmutarlo.
Me costaba creer,
entre hormigón y cemento,
que debajo de lo impuesto,
la tierra late.
Más aún creer que,
en el subsuelo,
en equilibrio,
el agua fluye.
Puede que misticismo sea sentirme capaz de transformar mi urbe interior, en un huerto... en un vergel... en un jardín.
Puede que misticismo sea creer que puedo transformar el ser que soy conectando con otro ser.
Funcionando en red. Formando parte.
Restableciendo la conexión con el resto de seres que no soy.
!Qué grandes son las metáforas para la metafísica!
La victoria del pensamiento abstracto por analogía.
Hoy quiero interpretar, a mi manera, la metáfora de Teresa alias "la santa" sobre los niveles de oración (aka toma de consciencia) y las formas de regar un huerto.
Empezando por el tejado, claro.
El cuarto nivel, a la hora de regar, es la lluvia.
Cae del cielo y riega sin que "tenga que" hacer nada.
Sin esfuerzo y para todys.
Tan solo contemplarla extasiada.
Sintiéndome parte de una red muy grande.
La tercera forma de regar es usar el agua que fluye sobre la tierra.
Abrir aquí y cerrar allá.
En este nivel de conciencia necesito imaginar, diseñar, construir y mantener formas de canalizar el agua para regar las plantas que desde mi libre albedrío elijo para sanar.
Regar aunque no llueva desafía las leyes de lo establecido y requiere un saber y un hacer.
En la segunda fase de la consciencia, cuando hace tanto que se secó el cielo que ni macuerdo, cuando en la superfície ya no fluye, puedo regar bombeando las filtraciones del subsuelo.
El agua sigue accesible en las entrañas.
Tan sólo tengo que sacarla.
En esta etapa conozco dónde está el pozo, sus dimensiones, y hasta dónde llega el nivel.
Practicar la toma de consciencia equivale a regar usando una noria.
Y sí, también requiere esfuerzo imaginarla, diseñarla, construirla y mantenerla para hacer aflorar el agua en contra de la gravedad, amén.
La primera manera de regar, cuando empiezas en esto de cultivar, sin lluvia, sin acequia y sin noria, si quiero agua tengo que sacarla del pozo a pozales.
Solo de pensarlo cuesta. ... cada gota... a pulso.
Cuesta para beber, para regar...
Aunque sea el fruto del conocimiento, o precisamente por eso.
A la luz de mi vivencia, en el XXI, hay un estrato anterior.
Una densa capa de cemento y asfalto que bloquea el acceso, no ya a las capas freáticas, sino a la tierra misma.
En este nivel cuesta creer que puedas llegar a la hipotética agua cabando profundo en la supuesta tierra.
Cuando llegas, si llegas, estás haciendo un pozo, otro más.
Pero en este nivel no importa los pozos que a lo largo y ancho de siglos y culturas hagas, porque en este nivel no importan los pozos ajenos.
Si te acercas con tu pozal a un pozo ya hecho, empieza la fase 1 del riego de Tere.
Y esta es la zona cero. Sin conciencia del ser espiritual.
Y cuando, por casualidad, percibo las fragancias, los colores y sabores de un ser cultivado, no dejo de cuestionarme...
¿Cómo lo hace?¿De dónde y cómo consigue el agua para florecer y fructificar así?
¿Cómo puede el "ser humano", " ser...feliz" en este mundo tan contaminado?
Tan árido fue el gris desierto que empecé olvidando que puedo transmutarlo.
Me costaba creer,
entre hormigón y cemento,
que debajo de lo impuesto,
la tierra late.
Más aún creer que,
en el subsuelo,
en equilibrio,
el agua fluye.
Puede que misticismo sea sentirme capaz de transformar mi urbe interior, en un huerto... en un vergel... en un jardín.
Puede que misticismo sea creer que puedo transformar el ser que soy conectando con otro ser.
Funcionando en red. Formando parte.
Restableciendo la conexión con el resto de seres que no soy.
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