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Escrito por na el martes, 8 de mayo de 2012

Mi mente es una hija de puta.
No me deja en paz ni un momento.
Ni siquiera cuando duermo.
Es horrible estar atrapada aquí dentro.
Todo el día dale que te pego.
A toda ostia daqui palla.
Total para no llegar a ningún lugar.

Soy incapaz de gestionarla.

Como nunca he sabido usarla,
hice todo lo posible por cargármela.
No es una opción muy inteligente,
pero es lo que tiene andar desesperada.
Aunque solo fuera un instante,
necesitaba que se callara.

Igual algún año de estos me perdono.

Drogada conseguía ir a la velocidad del mundo.
Pasar desapercibida.
O eso me creía.
Y fumaba, tragaba y esnifaba mucho.
Todo lo que podía y siempre que podía.
Y sin poder también lo hacía.
Así conseguía mantener a mi mente bajo control.
Caótico, pero control.

Este es el único nivel que no he podido proyectar.
!!Tenía que ir a por el!!

Los problemas de mi cuerpo
eran por culpa de la genética...

y, claro, poco podía hacer.

Los problemas de mis emociones
eran por culpa de la educación represiva...

y, claro, poco podía hacer.

Los problemas que me daban mis relaciones
eran, siempre, culpa de los demás, de la sociedad...

y, claro, ¿que podía hacer mi gotita frente a la inmensidad?

Y así me lavaba las manos y acallaba mi conciencia.
Escondiéndome detrás de esa inconsciente cortina de agua.

Y estuve a punto de conseguirlo.
Solo necesitaba una cabeza de turco
para mi mente desquiciada y enajenada.
Para la locura que me atormentaba.
¿A quien podía culpar de los problemas de mi mente?
Busqué y busqué.

No encontré nada.

No encontré a nadie.

Lo mirara por donde lo mirara
y por mas vueltas que le daba,
Solo yo era responsable.

Por eso me odiaba.
Tenía que cargármela.
Autodestruirme.
Y casi lo consigo.

Casi.

Casi consigo engañarme:
formar parte de la masa
esa que tanto criticaba.

Gracias le doy a la VIDA por rescatarme.
Cuando ni la busqué ni la programé.
Llegó.
Mi mente no tuvo nada que ver en eso.
Nada había que justificara.
Hasta que descubrí a Casilda y a Reich.
Nada lo explicaba.
Y me dí cuenta:
Una mente que para desarrollarse necesita cortar las raíces,
que necesita desensibilizarse del cuerpo que la alberga para formarse,
poco amor y respeto puede mostrarle a la vida.
Poco puede respetarse y amarse.
Aunque diga que lo intenta.
Ni aunque lo mande dios.

Y eso nos conduce a la situación del planeta.
Plagado de gestals incompletas.
Todo fondo.
Tocando fondo.

Acorazada.
insensible al fluir de la vida
Duele.
Joder y como.
Ejercitar los tres primeros cuerpos
y
vivir en este mundo
afecta gravemente a la "normalidad" del sujeto.
Se transforma.
Se vuelve "paranormal"
Se da cuenta de que en la vida puede ser feliz en un centro comercial.

En este tema,
una etiqueta me atormenta:
mujer
criada para encajar en ella.
Diluida, sin destacar.
Como si este cuerpo llevara asociada una mente estándar.
Y que, además, no puedo controlar.
Ya sabemos como son las mujeres.
Sin mas aspiraciones que el cuento que nos venden:
Ser mantenida
cuidar de los hijos
limpiar la casa.
estar siempre estupenda
y complaciente.
Una sombra.
Sin identidad, sin sexualidad, sin libertad...
Y la “liberación sexual” es pagar a otra para que te limpie y te críe.
tener otra sombra sobre la que proyectar para sentirme con luz...
otro remake de la caverna.
sin la posibilidad de autorrealizarme
de autorregularme, de tomar mis riendas, libre, sana,
Sin la capacidad de ser:
Autosuficiente.


Sin todo eso que para mi es importante.
Todo lo que no encaja en la coraza.
Todas esas paradojas.
Que casi consigo ignorar.
Tratando de hacer feliz a las personas que me rodean
y olvidándome de mi.
Pero el “problema” ahí
ni aun queriéndolo meter entra.
Millones de anhelos atormentan
Aunque no consiga realizarlos,
no puedo renunciar a ninguno.
Frustrada, desquiciada y amargada.
O lo que es lo mismo: sola.
Dando vueltas alrededor de lo mismo
todo el rato.
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