Hace mucho, mucho tiempo, prácticamente ayer, todo era distinto. Confundía las formas de mi verbo mezclando el él, el ellos y el super-él. Creaba ideas en las que ya no creo. Sabía todo lo que he olvidado. Y ahora que me acuerdo de lo que quiero, me doy cuenta del vacío que me llena. Reconozco lo triste que puede parecer hablar en primera persona. Pero no voy a fundir el tiempo hablando del resto. Más que nada por desconocimiento. Sobretodo cuando no hay nadie aquí para evitarlo.

Hablo del yo porque es lo único mío que me queda. Y a veces ni eso.



En primera persona lo cuento porque así es como lo sueño.


Aunque...quizá despierte en otro momento...