Escrito por Sumiciu el xueves, 10 mayu de 2007
Para los que sean habituales de las redes sociales, la blogosfera y toda esa maraña de cables y telarañas (webs..) que encapsulan bajo el llamativo y comercial nombre de Web 2.0, les habrá sido habitual encontrarse a menudo con entradas de autoayuda en las que se dan recetas, más o menos infalibles según la labia del vendedor, para rellenar posts y posts de nuestros blogs asi como para que sean los más visitados. Supongo que, sin despreciar nuestra parte de ego, la entrada en el negocio de Ad-sense ha tenido mucho que ver con las ansias de protagonismo.
Dichos post siempre me han resultado graciosos. Me baso para soltar la retaíla de carcajadas en que, como usuario y gran perdedor de tiempo libre en el universo blog, conozco como cualquier hijo de vecino la receta infalible: aportar algo. Y no, aunque lo parezca no me he tirado de cabeza a machacar con una lista de obviedades, o al menos, no es así a la vista.
Todo esto viene como introducción a lo que me gustaría hacer notar y es la primacía del resultado (en cuanto a links y clicks en anuncios) respecto al contenido.
Puedo entenderlo de lugares que son capaces de mover amplio tráfico, pero para sitios particulares, individuales y escondidos en el ciberespacio resulta, siempre a mi parecer, como matar moscas a cañonazos. A parte de la pérdida del romanticismo al cambiar la imagen de la persona (o geek) que tiene algo que contar, el granito de arena de cada día; con la del que tiene que ganar y subir pagerank, que acaba dejando al lector con la sensación de que le intentan meter la moto hasta el mismísimo fondo.
De los bloggers se han hecho radiografía psicológicas, frikis y mediciones de ego de todas las formas habidas y por imaginar, así ese es un espacio que no me corresponde. Pero una pequeña notoriedad de esa radiografía, de refilón, si me toca comentarla; la pequeña confusión que existe muchas veces entre blogger y periodista que se da muchas veces entre quien escribe y quien lee, a veces intencionada, otras inducida y otras sin base ninguna.
Yo como habitante de este rincón del ciberespacio, no puedo dejar de desmarcarme de ese intento de imitación del periodismo, quizás porque no me ha tocado como profesión frustrada o porque directamente me acomplejo por mis capacidades. No lo sé. El hecho es remarcar la diferencia entre nosotros, personas que aportamos algo en una materia que supuestamente manejamos con un mínimo de soltura o simplemente aireamos nuestra opinión y el ejercicio de la actividad periodística. Por eso no busco blogs que den noticias, sino que las comenten, intuyan ,valoren personalmente; donde encuentre ese principio de subjetividad del que idealmente debería carecer el periodismo para ganarse el nombre y dar la mano a la confianza en la reflexión sobre ciertos temas a personas que a lo largo de mi seguimiento de sus aportaciones se han ganado. Pierde la forma y gana el fondo en base al quién, ganamos visiones y mantenemos el intento de parcialidad frustrado que resulta del periodismo tradicional.
Por eso, siempre que nace una nueva disciplina o forma de hacer las cosas, pretendemos enterrar otras, cuando estamos perdiendo su complementación...
Y todo esto, ¿no acabará en volverse al mismo tiempo que crítica en aquello a lo que critica? Pues no lo sé, y si alguien lo sabe que me lo diga, el tiempo dirá y si es así...al menos nos consolaremos viendo cómo nos enlazan las multitudes.
Bienvenidos a ese plano de antisocial impertinente que se pasa el tiempo dando gritos por la ventana...quizás acaben haciéndonos amar aquello a los que odiamos por eso, por ello el título: habitacion 101.
Dichos post siempre me han resultado graciosos. Me baso para soltar la retaíla de carcajadas en que, como usuario y gran perdedor de tiempo libre en el universo blog, conozco como cualquier hijo de vecino la receta infalible: aportar algo. Y no, aunque lo parezca no me he tirado de cabeza a machacar con una lista de obviedades, o al menos, no es así a la vista.
Todo esto viene como introducción a lo que me gustaría hacer notar y es la primacía del resultado (en cuanto a links y clicks en anuncios) respecto al contenido.
Puedo entenderlo de lugares que son capaces de mover amplio tráfico, pero para sitios particulares, individuales y escondidos en el ciberespacio resulta, siempre a mi parecer, como matar moscas a cañonazos. A parte de la pérdida del romanticismo al cambiar la imagen de la persona (o geek) que tiene algo que contar, el granito de arena de cada día; con la del que tiene que ganar y subir pagerank, que acaba dejando al lector con la sensación de que le intentan meter la moto hasta el mismísimo fondo.
De los bloggers se han hecho radiografía psicológicas, frikis y mediciones de ego de todas las formas habidas y por imaginar, así ese es un espacio que no me corresponde. Pero una pequeña notoriedad de esa radiografía, de refilón, si me toca comentarla; la pequeña confusión que existe muchas veces entre blogger y periodista que se da muchas veces entre quien escribe y quien lee, a veces intencionada, otras inducida y otras sin base ninguna.
Yo como habitante de este rincón del ciberespacio, no puedo dejar de desmarcarme de ese intento de imitación del periodismo, quizás porque no me ha tocado como profesión frustrada o porque directamente me acomplejo por mis capacidades. No lo sé. El hecho es remarcar la diferencia entre nosotros, personas que aportamos algo en una materia que supuestamente manejamos con un mínimo de soltura o simplemente aireamos nuestra opinión y el ejercicio de la actividad periodística. Por eso no busco blogs que den noticias, sino que las comenten, intuyan ,valoren personalmente; donde encuentre ese principio de subjetividad del que idealmente debería carecer el periodismo para ganarse el nombre y dar la mano a la confianza en la reflexión sobre ciertos temas a personas que a lo largo de mi seguimiento de sus aportaciones se han ganado. Pierde la forma y gana el fondo en base al quién, ganamos visiones y mantenemos el intento de parcialidad frustrado que resulta del periodismo tradicional.
Por eso, siempre que nace una nueva disciplina o forma de hacer las cosas, pretendemos enterrar otras, cuando estamos perdiendo su complementación...
Y todo esto, ¿no acabará en volverse al mismo tiempo que crítica en aquello a lo que critica? Pues no lo sé, y si alguien lo sabe que me lo diga, el tiempo dirá y si es así...al menos nos consolaremos viendo cómo nos enlazan las multitudes.
Bienvenidos a ese plano de antisocial impertinente que se pasa el tiempo dando gritos por la ventana...quizás acaben haciéndonos amar aquello a los que odiamos por eso, por ello el título: habitacion 101.