Escrito por na el lunes, 10 de junio de 2019
Érase una niña al movil pegada.
Érase la derrota superlativa.
Éranse unas madres empantalladas.
Érase un muro de odio en la mirada.
Era un reto al poder mal encarado.
Érase una sociedad consumista.
Érase un planeta patas arriba.
Era la información más filtrada.
Érase una mente sin cuerpo ni alma.
Era un contacto virtual vacío.
Las doce tribus decadentes eran.
Érase un aislamiento infinito.
Muchísimas máquinas y tan fieras,
que desconectar sería delito.
Gracias Ana.
Y que Quevedo me perdone.
Érase la derrota superlativa.
Éranse unas madres empantalladas.
Érase un muro de odio en la mirada.
Era un reto al poder mal encarado.
Érase una sociedad consumista.
Érase un planeta patas arriba.
Era la información más filtrada.
Érase una mente sin cuerpo ni alma.
Era un contacto virtual vacío.
Las doce tribus decadentes eran.
Érase un aislamiento infinito.
Muchísimas máquinas y tan fieras,
que desconectar sería delito.
Gracias Ana.
Y que Quevedo me perdone.