Escrito por Cronos el jueves, 30 de diciembre de 2010
La mirada de un niño.
- Lord Saryon, han llegado dos... - La voz del joven novicio de la orden que hacia guardia en el viejo comedor del castillo de Fortaleza intentaba ser solemne, pero por momentos se quedaba en el intento.- ...o más bien un emisario, y un niño.
Saryon retiró su atención del plato y la dirigio a su interlocutor. A su lado, en la gran mesa, Maray tambien levantó la vista hacia la puerta.
- Adepto Skald, explicate mejor, por favor. - El caballero sonreia amablemente.
- En realidad han llegado dos personas, Lord Saryon.- El joven adepto, sin duda apabullado por la situacion, intentaba cargar su voz de solemnidad. - Uno es es un elfo Zenariel. Se llama Sheradel, y lleva sello de senador.
- Eso son buenas noticias, hace tiempo que esperabamos su llegada. ¿Quien es el otro? Y... ¿Que tiene de especial?
- Es... un niño. Al parecer vienen juntos desde Zenariel, dice traer un mensaje de Adrash, Vanya y Mirko.
- ¿Y eso que tiene de especial? - A Saryon, que continuaba sonriente y manteniendo el tono mas cordial que oficial que solía mantener con aquellos que en principio debían cumplir sus ordenes, parecía llamarle más la atencion el estado de sorpresa del adepto que las importantes noticias que seguramente recibiría a traves de los recién llegados.
- Ademas de que es un niño de... no creo que tenga mas de once o doce años, hay algo mas. Tal y como me ordenaron, use la mirada interior para asegurarme de que no tuvieran intenciones perversas, y... bueno, a lo mejor no es importante, pero se dio cuenta. Y, lo que me sorprendio mas, el usó la mirada conmigo. Estoy seguro.
Saryon musitó.
- Interesante. Hazlos pasar y pide que les sirvan comida, por favor. Veremos que tiene de especial ese chico. Y las noticias que trae. Despues de dar el aviso vuelve y quedate en la puerta, pero por dentro, algo me dice que aprenderemos algo de esta visita.
- Ahora mismo, Lord Saryon.
- Ah, y muy buena apreciacion. Necesitamos de ese tipo de curiosidad en estos dias de incertidumbres. Es muy extraño que alguien que no pertenece a la orden sea capaz de usar la vision interna. Veremos que esconde este chico y que informacion nos trae.
Skald, despues de mostrar una sonrisa de satisfaccion, salio por la gran puerta principal, dejando tras de si el sonido producido por la gruesa cota de malla y la pechera metálica que eran parte del uniforme de gala de los guardias de La Orden.
Maray, que se sentaba a la derecha de Saryon en el centro de la gran mesa de madera que presidía la amplia sala esperó a que la gran puerta se cerrase para hablar. Saryon, que había dejado de comer momentaneamente por cortesía hacia sus invitados, parecía pensativo.
- ¿Los Zenariel disponen de un senador propio? No lo sabía.
- Si, asi es. El senado se lo otorgó en su primera sesion por su impagable colaboracion durante la guerra... la guerra contra oriente. Despues de que un grupo de Yuan-Tis intentara profanar el sagrado lugar que protegen, se decantaron por colaborar con nosotros. Y en la gran batalla de Fenix... - Saryon dirigió su mirada hacia Maray, y su expresion pasó por un momento del rictus de seriedad del gobernador a la mirada de complicidad de una pareja bien avenida.- Vaya, tu eras una niña por aquel entonces... fueron claves para la victoria. Además de colaborar con los druidas para transmitir información, retuvieron, sin que nadie se lo pidiera, un contingente de refuerzo con el que no contábamos, y que hubiera echado abajo nuestra emboscada a los orientales. Sin ellos quiza hubiesemos vencido la batalla, pero nos habria desgastado tanto que seguramente acabariamos por perder la guerra.
- Me encanta oirte contar en primera persona esas historias que son material para los bardos. - Maray mostraba una sonrisa amable, confiada.- La verdad en primera persona siempre es mejor que cualquier historia para entretener oidos en una taberna. Las victorias siempre son el resultado demuchos esfuerzos, los heroes que crean los juglares sirven para que la gente recuerde, pero nunca hacen justicia.
- Lo verdaderamente heroico es luchar por hacer justicia, y no para que los bardos canten tu nombre. En realidad me molesta un poco que algunos pretendan crear un heroe a partir de mi, aunque supongo que hoy por hoy tiene su cierta utilidad. Yo solo hice lo que debia. Y cuando oigo algunas canciones no puedo dejar de recordar a todos los amigos y compañeros que quedaron atras en el camino. Y a los que nadie canta ya.
- Eso es lo que te convierte en un heroe, amor mio.
Maray casi susurraba, y en un gesto suave y natural, extendio su mano para tomar la de su marido, que, de nuevo, volvio a mirarla a los ojos, sonriente. En ese momento, el gran porton se abrio, y ambos recuperaron la actitud más oficial, o menos familiar, en unos segundos. Primero entro Skald, que dio unos pasos hacia el interior del gran salon, y anunció a los recien llegados.
- Lord Saryon, Lady Maray, -Maray carraspeó al oir su nombre con un título que, en realidad, le disgustaba.- han llegado Sheradel Zenariel y Mattern, hijo de Madock, el cazador.
Cuando oyó al adepto los ojos de Saryon se abrieron de par en par, mostrando un gesto de sorpresa agradable y comprension. Por la puerta entraron dos figuras. Sheradel, el elfo, era bastante alto, con la complexion delgada y fibrosa habitual en los suyos, e iba vestido con una tunica de varias capas en diversos tonos entre el gris y el verde, que, aunque podía llamar la atencion al contrastarse contra los muros ocres del castillo, era de suma utilidad para pasar desapercibido en bosques templados o frios. Llevaba el pelo bastante corto, peinado a un lado y de color gris, aunque trazado por lineas plateadas que podrían dar a entender que ya no era precisamente un joven, aunque siendo un elfo era mucho mas dificil de asegurar. Su mirada, sin embargo, profunda y del color gris azulado del mar en un dia nublado, contradecía en parte lo que su cabello mostraba, puesto que, a pesar de que su gesto era mas bien hierático, sus ojos se movian de manera vivaz, mirando aqui y alla, como si buscara recordar todos los detalles del lugar, o notar inmediatamente cualquier cambio repentino en su entorno. A su lado estaba Mattern, el hijo del cazador, que vestía el mismo atuendo de cuero que llevaba cuando Vanya lo encontró en manos de los lezzar, aunque cubierto por una sobrecapa en tonos similares a los que llevaba su acompañante. El niño tenía muy buen aspecto, había recuperado color e incluso algo de peso desde que estaba con los Zenariel, y llevaba su larga melena rubia mucho más limpia que entonces. Su rostro, de facciones robustas y bastante agraciado, denotaba calma y curiosidad a partes iguales. Ninguno de los dos iba armado, puesto que, tras los acontecimientos de la ultima sesion del senado se había decidido crear una armería en el castillo y que nadie que no estuviese en puesto de guardia pudiese portar armas en su interior. Por supuesto, a los guardias se les practicaba la prueba de sangre antes de incorporarse a su puesto cada dia.
- ¿Mattern, hijo de Madock? - Saryon sonrió, alegre. - ¿Eres el sobrino de Ulverm?
El niño no bajó la mirada ante el caballero, que, aunque iba sin armadura, vestido con una tunica sencilla con el escudo de la orden bordado en pequeño en la zona del esternon, seguia imponiendo mucho respeto, o incluso más, puesto que se podía observar su corpulencia y su recia figura.
- Si. ¿esta bien mi tio? Creo que ahora mismo es el único familiar que me queda.
El elfo zenariel observaba curioso la conversacion, con una sonrisa de comprension en su rostro. Los elfos solian saber esperar, y distinguian bien lo urgente de lo importante.
- ¡Por los Dioses! ¿Madock ha muerto? ¿Cuando fue, y como?
- Hace un par de semanas, unos dias despues de el Llanto, poco antes de que me rescataran mis amigos. Bueno... o tus amigos. Vanya, Adrash y Mirko. Se portaron como heroes, y fueron muy buenos conmigo. Mi padre murio para protegerme, para darme tiempo a escapar. - Los ojos de Matt se enrojecieron por momentos, y un par de lagrimas, que intento contener, recorrieron por sus mejillas.
- No estes triste. - Maray miraba con ternura al niño, que sin duda se habia visto obligado a crecer demasiado rápido. - Dentro de la mala suerte, has tenido la fortuna de conocer a gente muy especial, y que se preocupó por ti. Hasta para arriesgar su vida por la tuya.
- No estoy... triste. - Matt tiro de los mocos y se limpio la humedad de los ojos con el puño del jubon.- Estoy muy muy orgulloso de mi padre, de lo que me enseñó, y de lo que hizo por mi. Bueno, el y vuestros amigos, y los Zenariel, que me cuidaron como si fuera uno de los suyos. Aunque me de pena, estoy muy feliz de ser su hijo, y lo recordaré mientras viva.
Por unos momentos, la sala quedo sumida en un silencio solemne. Todos, hasta el elfo Zenariel, parecían reconocer e incluso admirar la fortaleza de espíritu del pequeño.
- Eres un digno hijo de tu padre, Matt. Fuimos compañeros en el antiguo monasterio, cuando los dos eramos novicios de la orden. Era un buen hombre, honesto, leal y muy valiente, aunque no encajara con los viejos criterios de La Orden de Isvar. Me apeno mucho que no pudiera continuar con su formacion.
- Mi padre casi nunca hablaba del monasterio. Creo que a el tambien le apeno mucho no poder seguir alli.
- La verdad es que no me parecio muy justo en su momento, aunque no nos correspondia a nosotros tomar esas decisiones. Quien me iba a decir entonces todo lo que paso despues. Pero.. -Saryon se puso en pie, y señaló con un ademán las sillas que estaban del otro lado de la gran mesa, que podía acoger a varias decenas de comensales.- ...lamento mi falta de cortesía, por favor, sentaos a nuestra mesa, en breve os traerán platos para todos. Skald, por favor, unete tambien a nosotros.
El adepto miro a Saryon con los ojos abiertos de par en par.
- Será un honor, Lord Saryon, no se si soy digno de...
- Si eres digno de llevar la insignia que llevas en el pecho, eres digno de compartir la mesa conmigo. - el tono del general sonaba a reprobacion.- Confio en todos y cada uno de vosotros hasta el punto de poner mi vida en vuestras manos sin dudarlo un solo instante. ¿Como iba a negaros compartir mi pan? Has de recordar esto bien, en vistas al dia que tengas que liderar a otros soldados a la batalla, o estar a su lado para curarles sus heridas. Somos hermanos ante todo y sobre todo, solo tenemos distintas responsabilidades.
- Yo... lo siento... - El joven soldado miro al suelo, consciente de su error.
- No lo sientas. - Saryon volvía a sonreir con amabilidad.- Basta con que lo recuerdes.
- Lo haré, señor.
En ese momento entraron por la puerta dos de los trabajadores de la cocina del castillo, portando cada uno una bandeja con viandas. Traian algo de fruta, un par de platos del mismo estofado de carne desecada que estaban comiendo Saryon y Maray y pan hecho con harina de centeno. Tras agradecerles su trabajo, Saryon les indico con un gesto que Skald tambien comería con ellos, y al poco otro de los cocineros entro con un plato para el aprendiz de caballero. El agradecimiento del caballero tenia su motivo, puesto que las cocinas del castillo eran atendidas de forma rotatoria por los miembros del Patronazgo de Fortaleza, que no era otra cosa que el gremio de taberneros, hosteleros y otros artesanos que vivian de dar alimento u hospedaje, y que además hacían el trabajo de forma gratuita y con el orgullo de estar colaborando con aquellos que habian dedicado su vida a defenderlos de sus enemigos. Los miembros del Patronazgo solian decir que "Ellos luchan por nosotros, que menos que cocinar para ellos". Y, de hecho, ese lema colgaba en un cartel que ponía a las puertas de su establecimiento el miembro del Patronazgo al que le correspondía cada semana servir en las cocinas del castillo, lo que constituia una tradicion anterior a la memoria de la mayoría de los habitantes de la ciudad. Otra muestra mas de la legendaria hospitalidad de Fortaleza.
La comida y la sobremesa se extendieron hasta que las obligaciones de Saryon se lo permitieron. En ese tiempo, hablaron animadamente de varios temas. Saryon, que tambien había conocido a la madre de Matt, que había muerto al poco de nacer él, con la guerra ya terminada en una desafortunada escaramuza con algunos desertores del ejercito de oriente, dedicó parte del tiempo a recordar a sus viejos amigos, con la intencion de reconfortar al chico y ayudarle a pasar el trago. Además, Sheradel les resumio todo lo que les habian transmitido Adrash, Vanya y Mirko, lo que incluia la aterradora sospecha de Vanya de que los lezzar estaban haciendo algo con los niños, que se habia visto reforzada por el hecho de que el pequeño Matt estuviese vivo. El elfo, parco en palabras y solemne, coincidio con el caballero en que el hecho de no haber recibido noticias de los enanos de Norrdarr y Valgrim (REVISAR!!!) eran muy malas señales, y que, a pesar de que los Zenariel no habian investigado, habian visto alguna señal que podría indicar que los enanos habian hecho uso de sus defensas, puesto que habian visto una crecida muy fuerte, anormal y momentanea de varios de los rios que bajaban de las montañas, y los ingenieros enanos eran muy amigos de utilizar ese tipo de mecanismos basados en las propiedades y el peso del agua para mover grandes cantidades de piedra.
Cuando ya se levantaban para abandonar la sala, Saryon se dirigió al chico.
- Matt... tengo un par de dudas... ¿Tu padre te enseño a usar la mirada interior? - Saryon echo una mirada breve a Skald, que sonrio.
- Mmm... sin con eso te refieres a ver los colores de las almas, si. Bueno, el le llamaba asi. Me lo enseño siendo muy pequeño, como un juego. Y ahora me sale con mucha facilidad. Mi padre decia que se fiaba muchisimo mas de mis ojos que de los suyos para eso, que había heredado su talento natural, y que además tenía la mirada de un niño, y que eso me hacía mejor que el.
- Bien, mi suposicion era correcta. Has de saber que tu padre era el mejor en eso cuando estabamos en el monasterio. Aprendio rapido, y sabia interpretar los signos mejor que nadie. Si el decía que eres bueno usandola, seguro que lo eres. Ahora, tengo otra duda. ¿Miraste a los lezzar?
- Si.
- Y... ¿viste algo... distinto, o anormal? Yo observe algunos grupos desde cierta distancia, y me parecio notar algo extraño, aunque no supe identificarlo. Son distintos alos lezzar que conocia, sus colores son muy distintos, pero estoy seguro de que hay algo mas, algo que se escapa a mi vista. Es... como ver la marca de la resaca de las olas en la arena de una playa, aunque no puedas ver la ola, sabes que estuvo alli.
- Si. Si hay algo raro, muy raro, que no habia visto en ningun sitio antes. Yo le llamo el octavo color.
- ¿El octavo color? - Saryon y Skald preguntaron simultaneamente.
- Si. Bueno, yo le llamo asi... no es exactamente un color. Las primeras veces que lo vi fue como... si faltara algo. Despues de evitar tres o cuatro patrullas de lezzars de esos raros y observarlos desde lejos, mis ojos se acostumbraron a verlo. Es como un color que no puedes ver cuando miras normal.
Saryon sonrió con satisfaccion. Si lo que suponía era cierto, estaban ante un gran hallazgo.
- Y... ¿Es igual en todos?
- No. Los lezzar pequeños tienen mucho de ese color, pero poco intenso. Los mas grandes, los que parecen jefes, tienen menos, pero es mucho mas fuerte.
- Bien, bien, bien... - Saryon se mesaba la perilla y el mostallo lentamente, pensativo. - Dime Matt, ¿que tienes pensado hacer a partir de ahora?
- La verdad es que no lo se, esperaba que mi tio me ayudase a decidir cuando regresase de su mision. No lo había pensado mucho.
- Bien, hijo. ¿que te ha enseñado tu padre además de la mirada?
- Se disparar un arco, me defiendo luchando con cualquier arma que pueda manejar, aunque mi padre me enseño mas a defenderme y escapar que a ganar. Además, se lo que tiene que saber un cazador: donde hay que golpear a cualquier animal o humano para acabar con el rapido o para impedir que me persiga, se esconderme y ser silencioso, seguir rastros, sacar la piel y la carne comestible de un animal, y... creo que soy bueno observando.
Saryon seguía pensativo.
- Todas habilidades de las que solemos carcer en La Orden. Creo que vamos a tener que corregir ciertos errores del pasado. Ojalá tu padre estuviese aqui para verlo, no deja de ser ironico... - Saryon hizo una pausa, y sun tono se volvio mas solemne.- Bien, creo que tengo algo que ofrecerte. ¿Quieres entrar en la orden como novicio? Creo que tienes mucho que aportarnos.
- Pero... ¿lo que se hacer sirve para...?
- Hasta ayer no. Quizá... a partir de hoy, si servirá. Hay dos caminos de conocimiento en la orden, el de la espada, que es el de los luchadores, y el de la balanza, que es el de los que aprenden los caminos de los dioses justos. Quizá sea el momento de plantear en la orden la necesidad de crear otra via mas. Una via que nos otorgue la capacidad de conocer a nuestros enemigos lo mejor posible, para saber mejor como vencerlos. Durante demasiado tiempo noe hemos centrado en proteger a los nuestros y en el combate directo, pero un ejercito sin ojos es un mal ejercito. Si los superiores de la orden estan de acuerdo conmigo, y creo que lo estarán, serás el primer novicio de este nuevo camino para los caballeros de la orden de isvar. Y el nuevo camino será el que debió haber seguido tu padre en su momento. - La explicaicon de Saryon, que en principio iba dirigida al niño, en realidad estaba siendo escuchada, no sin cierto asombro, por el resto de comensales con sumo interés. Saryon dirigió su atencion de nuevo hacia Matt.- Entonces, ¿que dices? ¿te uniras a nuestra orden?
El chico miraba atonito al caballero.
- ¡Claro! - Las lagrimas comenzaron a caer por su rostro, esta vez sin contencion.- No se me ocurre mejor forma de... de... Me esforzaré todo lo que pueda, y cuando no pueda más, seguiré esforzándome.
Saryon no pudo menos que sonreir, aunque no sin cierta tristeza, al oir una frase que habia oido a su viejo amigo cientos de veces tantos años atrás.
- Saryon... Hay algo más que te tengo que contar sobre.. la mirada y ese color extraño... Lo vi en alguien mas que en los lezzar. Y... era mas extraño todavia, no acabe de interpretar muy bien lo que significaba. Era... mas...cambiante que en los lezzar, iba y venia. Y a la vez mucho, muchisimo mas intenso. Bueno, y tenia mas cosas raras aun al mirarle, creo que nunca vi a alguien tan extrañisimo... Y le conoces.
Saryon sintio cierta desazon al pensar en los clones que habían infiltrado los lezzar entre ellos.
- ¿Y... quien es ese alguien?
- Mirko. Es Mirko.
Saryon asintió, aun más sonriente. Si ya estaba bastante convencido de lo importante que era lo que habían descubierto, ahora ya tenía la completa seguridad de haber acertado con su intuicion.
- Lord Saryon, han llegado dos... - La voz del joven novicio de la orden que hacia guardia en el viejo comedor del castillo de Fortaleza intentaba ser solemne, pero por momentos se quedaba en el intento.- ...o más bien un emisario, y un niño.
Saryon retiró su atención del plato y la dirigio a su interlocutor. A su lado, en la gran mesa, Maray tambien levantó la vista hacia la puerta.
- Adepto Skald, explicate mejor, por favor. - El caballero sonreia amablemente.
- En realidad han llegado dos personas, Lord Saryon.- El joven adepto, sin duda apabullado por la situacion, intentaba cargar su voz de solemnidad. - Uno es es un elfo Zenariel. Se llama Sheradel, y lleva sello de senador.
- Eso son buenas noticias, hace tiempo que esperabamos su llegada. ¿Quien es el otro? Y... ¿Que tiene de especial?
- Es... un niño. Al parecer vienen juntos desde Zenariel, dice traer un mensaje de Adrash, Vanya y Mirko.
- ¿Y eso que tiene de especial? - A Saryon, que continuaba sonriente y manteniendo el tono mas cordial que oficial que solía mantener con aquellos que en principio debían cumplir sus ordenes, parecía llamarle más la atencion el estado de sorpresa del adepto que las importantes noticias que seguramente recibiría a traves de los recién llegados.
- Ademas de que es un niño de... no creo que tenga mas de once o doce años, hay algo mas. Tal y como me ordenaron, use la mirada interior para asegurarme de que no tuvieran intenciones perversas, y... bueno, a lo mejor no es importante, pero se dio cuenta. Y, lo que me sorprendio mas, el usó la mirada conmigo. Estoy seguro.
Saryon musitó.
- Interesante. Hazlos pasar y pide que les sirvan comida, por favor. Veremos que tiene de especial ese chico. Y las noticias que trae. Despues de dar el aviso vuelve y quedate en la puerta, pero por dentro, algo me dice que aprenderemos algo de esta visita.
- Ahora mismo, Lord Saryon.
- Ah, y muy buena apreciacion. Necesitamos de ese tipo de curiosidad en estos dias de incertidumbres. Es muy extraño que alguien que no pertenece a la orden sea capaz de usar la vision interna. Veremos que esconde este chico y que informacion nos trae.
Skald, despues de mostrar una sonrisa de satisfaccion, salio por la gran puerta principal, dejando tras de si el sonido producido por la gruesa cota de malla y la pechera metálica que eran parte del uniforme de gala de los guardias de La Orden.
Maray, que se sentaba a la derecha de Saryon en el centro de la gran mesa de madera que presidía la amplia sala esperó a que la gran puerta se cerrase para hablar. Saryon, que había dejado de comer momentaneamente por cortesía hacia sus invitados, parecía pensativo.
- ¿Los Zenariel disponen de un senador propio? No lo sabía.
- Si, asi es. El senado se lo otorgó en su primera sesion por su impagable colaboracion durante la guerra... la guerra contra oriente. Despues de que un grupo de Yuan-Tis intentara profanar el sagrado lugar que protegen, se decantaron por colaborar con nosotros. Y en la gran batalla de Fenix... - Saryon dirigió su mirada hacia Maray, y su expresion pasó por un momento del rictus de seriedad del gobernador a la mirada de complicidad de una pareja bien avenida.- Vaya, tu eras una niña por aquel entonces... fueron claves para la victoria. Además de colaborar con los druidas para transmitir información, retuvieron, sin que nadie se lo pidiera, un contingente de refuerzo con el que no contábamos, y que hubiera echado abajo nuestra emboscada a los orientales. Sin ellos quiza hubiesemos vencido la batalla, pero nos habria desgastado tanto que seguramente acabariamos por perder la guerra.
- Me encanta oirte contar en primera persona esas historias que son material para los bardos. - Maray mostraba una sonrisa amable, confiada.- La verdad en primera persona siempre es mejor que cualquier historia para entretener oidos en una taberna. Las victorias siempre son el resultado demuchos esfuerzos, los heroes que crean los juglares sirven para que la gente recuerde, pero nunca hacen justicia.
- Lo verdaderamente heroico es luchar por hacer justicia, y no para que los bardos canten tu nombre. En realidad me molesta un poco que algunos pretendan crear un heroe a partir de mi, aunque supongo que hoy por hoy tiene su cierta utilidad. Yo solo hice lo que debia. Y cuando oigo algunas canciones no puedo dejar de recordar a todos los amigos y compañeros que quedaron atras en el camino. Y a los que nadie canta ya.
- Eso es lo que te convierte en un heroe, amor mio.
Maray casi susurraba, y en un gesto suave y natural, extendio su mano para tomar la de su marido, que, de nuevo, volvio a mirarla a los ojos, sonriente. En ese momento, el gran porton se abrio, y ambos recuperaron la actitud más oficial, o menos familiar, en unos segundos. Primero entro Skald, que dio unos pasos hacia el interior del gran salon, y anunció a los recien llegados.
- Lord Saryon, Lady Maray, -Maray carraspeó al oir su nombre con un título que, en realidad, le disgustaba.- han llegado Sheradel Zenariel y Mattern, hijo de Madock, el cazador.
Cuando oyó al adepto los ojos de Saryon se abrieron de par en par, mostrando un gesto de sorpresa agradable y comprension. Por la puerta entraron dos figuras. Sheradel, el elfo, era bastante alto, con la complexion delgada y fibrosa habitual en los suyos, e iba vestido con una tunica de varias capas en diversos tonos entre el gris y el verde, que, aunque podía llamar la atencion al contrastarse contra los muros ocres del castillo, era de suma utilidad para pasar desapercibido en bosques templados o frios. Llevaba el pelo bastante corto, peinado a un lado y de color gris, aunque trazado por lineas plateadas que podrían dar a entender que ya no era precisamente un joven, aunque siendo un elfo era mucho mas dificil de asegurar. Su mirada, sin embargo, profunda y del color gris azulado del mar en un dia nublado, contradecía en parte lo que su cabello mostraba, puesto que, a pesar de que su gesto era mas bien hierático, sus ojos se movian de manera vivaz, mirando aqui y alla, como si buscara recordar todos los detalles del lugar, o notar inmediatamente cualquier cambio repentino en su entorno. A su lado estaba Mattern, el hijo del cazador, que vestía el mismo atuendo de cuero que llevaba cuando Vanya lo encontró en manos de los lezzar, aunque cubierto por una sobrecapa en tonos similares a los que llevaba su acompañante. El niño tenía muy buen aspecto, había recuperado color e incluso algo de peso desde que estaba con los Zenariel, y llevaba su larga melena rubia mucho más limpia que entonces. Su rostro, de facciones robustas y bastante agraciado, denotaba calma y curiosidad a partes iguales. Ninguno de los dos iba armado, puesto que, tras los acontecimientos de la ultima sesion del senado se había decidido crear una armería en el castillo y que nadie que no estuviese en puesto de guardia pudiese portar armas en su interior. Por supuesto, a los guardias se les practicaba la prueba de sangre antes de incorporarse a su puesto cada dia.
- ¿Mattern, hijo de Madock? - Saryon sonrió, alegre. - ¿Eres el sobrino de Ulverm?
El niño no bajó la mirada ante el caballero, que, aunque iba sin armadura, vestido con una tunica sencilla con el escudo de la orden bordado en pequeño en la zona del esternon, seguia imponiendo mucho respeto, o incluso más, puesto que se podía observar su corpulencia y su recia figura.
- Si. ¿esta bien mi tio? Creo que ahora mismo es el único familiar que me queda.
El elfo zenariel observaba curioso la conversacion, con una sonrisa de comprension en su rostro. Los elfos solian saber esperar, y distinguian bien lo urgente de lo importante.
- ¡Por los Dioses! ¿Madock ha muerto? ¿Cuando fue, y como?
- Hace un par de semanas, unos dias despues de el Llanto, poco antes de que me rescataran mis amigos. Bueno... o tus amigos. Vanya, Adrash y Mirko. Se portaron como heroes, y fueron muy buenos conmigo. Mi padre murio para protegerme, para darme tiempo a escapar. - Los ojos de Matt se enrojecieron por momentos, y un par de lagrimas, que intento contener, recorrieron por sus mejillas.
- No estes triste. - Maray miraba con ternura al niño, que sin duda se habia visto obligado a crecer demasiado rápido. - Dentro de la mala suerte, has tenido la fortuna de conocer a gente muy especial, y que se preocupó por ti. Hasta para arriesgar su vida por la tuya.
- No estoy... triste. - Matt tiro de los mocos y se limpio la humedad de los ojos con el puño del jubon.- Estoy muy muy orgulloso de mi padre, de lo que me enseñó, y de lo que hizo por mi. Bueno, el y vuestros amigos, y los Zenariel, que me cuidaron como si fuera uno de los suyos. Aunque me de pena, estoy muy feliz de ser su hijo, y lo recordaré mientras viva.
Por unos momentos, la sala quedo sumida en un silencio solemne. Todos, hasta el elfo Zenariel, parecían reconocer e incluso admirar la fortaleza de espíritu del pequeño.
- Eres un digno hijo de tu padre, Matt. Fuimos compañeros en el antiguo monasterio, cuando los dos eramos novicios de la orden. Era un buen hombre, honesto, leal y muy valiente, aunque no encajara con los viejos criterios de La Orden de Isvar. Me apeno mucho que no pudiera continuar con su formacion.
- Mi padre casi nunca hablaba del monasterio. Creo que a el tambien le apeno mucho no poder seguir alli.
- La verdad es que no me parecio muy justo en su momento, aunque no nos correspondia a nosotros tomar esas decisiones. Quien me iba a decir entonces todo lo que paso despues. Pero.. -Saryon se puso en pie, y señaló con un ademán las sillas que estaban del otro lado de la gran mesa, que podía acoger a varias decenas de comensales.- ...lamento mi falta de cortesía, por favor, sentaos a nuestra mesa, en breve os traerán platos para todos. Skald, por favor, unete tambien a nosotros.
El adepto miro a Saryon con los ojos abiertos de par en par.
- Será un honor, Lord Saryon, no se si soy digno de...
- Si eres digno de llevar la insignia que llevas en el pecho, eres digno de compartir la mesa conmigo. - el tono del general sonaba a reprobacion.- Confio en todos y cada uno de vosotros hasta el punto de poner mi vida en vuestras manos sin dudarlo un solo instante. ¿Como iba a negaros compartir mi pan? Has de recordar esto bien, en vistas al dia que tengas que liderar a otros soldados a la batalla, o estar a su lado para curarles sus heridas. Somos hermanos ante todo y sobre todo, solo tenemos distintas responsabilidades.
- Yo... lo siento... - El joven soldado miro al suelo, consciente de su error.
- No lo sientas. - Saryon volvía a sonreir con amabilidad.- Basta con que lo recuerdes.
- Lo haré, señor.
En ese momento entraron por la puerta dos de los trabajadores de la cocina del castillo, portando cada uno una bandeja con viandas. Traian algo de fruta, un par de platos del mismo estofado de carne desecada que estaban comiendo Saryon y Maray y pan hecho con harina de centeno. Tras agradecerles su trabajo, Saryon les indico con un gesto que Skald tambien comería con ellos, y al poco otro de los cocineros entro con un plato para el aprendiz de caballero. El agradecimiento del caballero tenia su motivo, puesto que las cocinas del castillo eran atendidas de forma rotatoria por los miembros del Patronazgo de Fortaleza, que no era otra cosa que el gremio de taberneros, hosteleros y otros artesanos que vivian de dar alimento u hospedaje, y que además hacían el trabajo de forma gratuita y con el orgullo de estar colaborando con aquellos que habian dedicado su vida a defenderlos de sus enemigos. Los miembros del Patronazgo solian decir que "Ellos luchan por nosotros, que menos que cocinar para ellos". Y, de hecho, ese lema colgaba en un cartel que ponía a las puertas de su establecimiento el miembro del Patronazgo al que le correspondía cada semana servir en las cocinas del castillo, lo que constituia una tradicion anterior a la memoria de la mayoría de los habitantes de la ciudad. Otra muestra mas de la legendaria hospitalidad de Fortaleza.
La comida y la sobremesa se extendieron hasta que las obligaciones de Saryon se lo permitieron. En ese tiempo, hablaron animadamente de varios temas. Saryon, que tambien había conocido a la madre de Matt, que había muerto al poco de nacer él, con la guerra ya terminada en una desafortunada escaramuza con algunos desertores del ejercito de oriente, dedicó parte del tiempo a recordar a sus viejos amigos, con la intencion de reconfortar al chico y ayudarle a pasar el trago. Además, Sheradel les resumio todo lo que les habian transmitido Adrash, Vanya y Mirko, lo que incluia la aterradora sospecha de Vanya de que los lezzar estaban haciendo algo con los niños, que se habia visto reforzada por el hecho de que el pequeño Matt estuviese vivo. El elfo, parco en palabras y solemne, coincidio con el caballero en que el hecho de no haber recibido noticias de los enanos de Norrdarr y Valgrim (REVISAR!!!) eran muy malas señales, y que, a pesar de que los Zenariel no habian investigado, habian visto alguna señal que podría indicar que los enanos habian hecho uso de sus defensas, puesto que habian visto una crecida muy fuerte, anormal y momentanea de varios de los rios que bajaban de las montañas, y los ingenieros enanos eran muy amigos de utilizar ese tipo de mecanismos basados en las propiedades y el peso del agua para mover grandes cantidades de piedra.
Cuando ya se levantaban para abandonar la sala, Saryon se dirigió al chico.
- Matt... tengo un par de dudas... ¿Tu padre te enseño a usar la mirada interior? - Saryon echo una mirada breve a Skald, que sonrio.
- Mmm... sin con eso te refieres a ver los colores de las almas, si. Bueno, el le llamaba asi. Me lo enseño siendo muy pequeño, como un juego. Y ahora me sale con mucha facilidad. Mi padre decia que se fiaba muchisimo mas de mis ojos que de los suyos para eso, que había heredado su talento natural, y que además tenía la mirada de un niño, y que eso me hacía mejor que el.
- Bien, mi suposicion era correcta. Has de saber que tu padre era el mejor en eso cuando estabamos en el monasterio. Aprendio rapido, y sabia interpretar los signos mejor que nadie. Si el decía que eres bueno usandola, seguro que lo eres. Ahora, tengo otra duda. ¿Miraste a los lezzar?
- Si.
- Y... ¿viste algo... distinto, o anormal? Yo observe algunos grupos desde cierta distancia, y me parecio notar algo extraño, aunque no supe identificarlo. Son distintos alos lezzar que conocia, sus colores son muy distintos, pero estoy seguro de que hay algo mas, algo que se escapa a mi vista. Es... como ver la marca de la resaca de las olas en la arena de una playa, aunque no puedas ver la ola, sabes que estuvo alli.
- Si. Si hay algo raro, muy raro, que no habia visto en ningun sitio antes. Yo le llamo el octavo color.
- ¿El octavo color? - Saryon y Skald preguntaron simultaneamente.
- Si. Bueno, yo le llamo asi... no es exactamente un color. Las primeras veces que lo vi fue como... si faltara algo. Despues de evitar tres o cuatro patrullas de lezzars de esos raros y observarlos desde lejos, mis ojos se acostumbraron a verlo. Es como un color que no puedes ver cuando miras normal.
Saryon sonrió con satisfaccion. Si lo que suponía era cierto, estaban ante un gran hallazgo.
- Y... ¿Es igual en todos?
- No. Los lezzar pequeños tienen mucho de ese color, pero poco intenso. Los mas grandes, los que parecen jefes, tienen menos, pero es mucho mas fuerte.
- Bien, bien, bien... - Saryon se mesaba la perilla y el mostallo lentamente, pensativo. - Dime Matt, ¿que tienes pensado hacer a partir de ahora?
- La verdad es que no lo se, esperaba que mi tio me ayudase a decidir cuando regresase de su mision. No lo había pensado mucho.
- Bien, hijo. ¿que te ha enseñado tu padre además de la mirada?
- Se disparar un arco, me defiendo luchando con cualquier arma que pueda manejar, aunque mi padre me enseño mas a defenderme y escapar que a ganar. Además, se lo que tiene que saber un cazador: donde hay que golpear a cualquier animal o humano para acabar con el rapido o para impedir que me persiga, se esconderme y ser silencioso, seguir rastros, sacar la piel y la carne comestible de un animal, y... creo que soy bueno observando.
Saryon seguía pensativo.
- Todas habilidades de las que solemos carcer en La Orden. Creo que vamos a tener que corregir ciertos errores del pasado. Ojalá tu padre estuviese aqui para verlo, no deja de ser ironico... - Saryon hizo una pausa, y sun tono se volvio mas solemne.- Bien, creo que tengo algo que ofrecerte. ¿Quieres entrar en la orden como novicio? Creo que tienes mucho que aportarnos.
- Pero... ¿lo que se hacer sirve para...?
- Hasta ayer no. Quizá... a partir de hoy, si servirá. Hay dos caminos de conocimiento en la orden, el de la espada, que es el de los luchadores, y el de la balanza, que es el de los que aprenden los caminos de los dioses justos. Quizá sea el momento de plantear en la orden la necesidad de crear otra via mas. Una via que nos otorgue la capacidad de conocer a nuestros enemigos lo mejor posible, para saber mejor como vencerlos. Durante demasiado tiempo noe hemos centrado en proteger a los nuestros y en el combate directo, pero un ejercito sin ojos es un mal ejercito. Si los superiores de la orden estan de acuerdo conmigo, y creo que lo estarán, serás el primer novicio de este nuevo camino para los caballeros de la orden de isvar. Y el nuevo camino será el que debió haber seguido tu padre en su momento. - La explicaicon de Saryon, que en principio iba dirigida al niño, en realidad estaba siendo escuchada, no sin cierto asombro, por el resto de comensales con sumo interés. Saryon dirigió su atencion de nuevo hacia Matt.- Entonces, ¿que dices? ¿te uniras a nuestra orden?
El chico miraba atonito al caballero.
- ¡Claro! - Las lagrimas comenzaron a caer por su rostro, esta vez sin contencion.- No se me ocurre mejor forma de... de... Me esforzaré todo lo que pueda, y cuando no pueda más, seguiré esforzándome.
Saryon no pudo menos que sonreir, aunque no sin cierta tristeza, al oir una frase que habia oido a su viejo amigo cientos de veces tantos años atrás.
- Saryon... Hay algo más que te tengo que contar sobre.. la mirada y ese color extraño... Lo vi en alguien mas que en los lezzar. Y... era mas extraño todavia, no acabe de interpretar muy bien lo que significaba. Era... mas...cambiante que en los lezzar, iba y venia. Y a la vez mucho, muchisimo mas intenso. Bueno, y tenia mas cosas raras aun al mirarle, creo que nunca vi a alguien tan extrañisimo... Y le conoces.
Saryon sintio cierta desazon al pensar en los clones que habían infiltrado los lezzar entre ellos.
- ¿Y... quien es ese alguien?
- Mirko. Es Mirko.
Saryon asintió, aun más sonriente. Si ya estaba bastante convencido de lo importante que era lo que habían descubierto, ahora ya tenía la completa seguridad de haber acertado con su intuicion.